María Celeste Craia es biotecnóloga y trabajó sobre la calidad seminal de las personas obesas que pasaron por una cirugía bariátrica
María Celeste Craia, flamante graduada de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario, ganó recientemente el primer Premio “Dr. Pedro R. Figueroa Casas” en el XIX Congreso Argentino de Medicina Reproductiva. Fue merecedora de tal distinción a partir de su investigación sobre los efectos de la Cirugía Bariátrica sobre el perfil hormonal testicular y la calidad seminal en pacientes obesos de la ciudad de Rosario.
La Licenciada en Biotecnología desarrolló su estudio en el marco de su tesina de grado, que no sólo le valió para recibirse, sino que también para sumergirse en un área poco explorada. “Estaba segura que me interesaba investigar en el área de reproducción, ya sea masculina o femenina. Pude gracias a las docentes María José Munuce y Adriana Caille, que me terminaron proponiendo el tema”, comentó Craia.
La cirugía bariátrica es el conjunto de procedimientos quirúrgicos usados para tratar la obesidad, buscando disminución del peso corporal. Es así que Celeste se puso a investigar cómo afecta estos tipos de intervenciones en el perfil reproductivo masculino. “Las formas de evaluar esto es con un espermograma completo para ver cómo se afecta la calidad seminal y cómo se modifican las variables hormonales. Además, medimos las hormonas reproductivas en sangre, como lo son la testosterona, los folículos intimidantes y la neutilizante, entre otras, que tienen relación directa con la obesidad para poder contar con todos los elementos necesarios para el estudio”.
Entre algunos de los valores que se midieron, fue clave el de la movilidad espermática y la morfología. «También implementamos dos técnicas que no se usan mucho cuando se realizan espermogramas estándares, que tienen que ver con evaluar la calidad de núcleo espermático, poniendo foco en la fragmentación del ADN y evaluar también la madurez nuclear, algo que es elemental para que el espermatozoide puede fecundar».
El financiamiento de esta investigación se realizó a través de la UNR a partir del Programa Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo. El desarrollo involucró a distintos espacios físicos y de atención de la salud: el Laboratorio de Medicina Reproductiva de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, el Laboratorio de Endocrinología del Hospital Centenario, la cátedra de Biología de la Facultad de Ciencias Médicas y la Unidad de Cirugía Bariátrica y Metabólica del Sanatorio Británico de Rosario.
No existen estudios previos sobre este tema en nuestro país, y muy pocos en el mundo, por lo que fue complicado encontrar un abundante antecedente donde apoyarse. «Se complica desarrollar este tipo de investigación porque es muy difícil conseguir pacientes que te donen una muestra de semen y que no hayan consultado previamente por medicina reproductiva. La mayoría de las investigaciones que encontramos no eran iguales a las nuestras ya que no se perseguían los mismos parámetros. Nosotros fuimos a buscar a personas que consultaban especialmente por una cirugía bariátrica, lo que provocaba que la cantidad de muestras conseguidas sean pocas».
Las muestras fueron recolectadas de pacientes del Sanatorio Británico, los cuales consultaban por una cirugía de este tipo. En este efector de salud se realizan tanto bypass como mangas gástricas. «Son intervenciones hoy por hoy frecuentes, pero no en varones jóvenes. Mayormente a esa edad hay más cantidad de mujeres que consultan por estas cirugías y además son las que más tienen problemas para embarazarse con obesidad. Generalmente no se habla de los problemas reproductivos en varones obesos. Por eso nos costó muchísimo, habíamos empezado con la idea de conseguir 15 pacientes distintos y se nos hizo imposible. Pudimos recolectar 11 en dos años, de los cuales pudimos evaluar sólo 9 en postcirugía”.
Para recolectar las muestras primero se dialogó con la Unidad de Cirugía Bariátrica y Metabólica del Sanatorio Británico para discutir los criterios de inclusión y se decidió que sean varones de menos de 45 años con un índice de masa corporal mayor a 40. Cuando acudía un paciente con tales características, se lo invitaba a participar y si este se mostraba interesado le pasaban el teléfono a María Celeste para que le comentase con mayores especificaciones el proyecto. «Les intentaba explicar cuán necesario era para la ciencia que ellos colaboren. Luego se acordaba una cita para pedirle la muestra de semen y se le hacía una extracción de sangre para analizar las hormonas. Previo a ese último paso les hacíamos una pequeña entrevista para que no se nos pasara por alto ningún aspecto que pudiera alterar el resultado».
La investigadora puso énfasis que una de las mayores complicaciones a la hora de obtener la muestra, fueron los días necesarios de abstinencia sexual por parte del paciente. «Costó que el paciente entienda que necesitábamos de 3 a 5 días de abstinencia, ni más ni menos. Por eso fue muy complicado, el trato con el paciente fue una experiencia distinta».
La metodología constaba de tomar una muestra inicial previa a la operación y luego de seis meses producida la misma, volver a repetir ese proceso. En este sentido, la investigadora observó un aumento en una proteína que lleva el nombre de SHBG, que es la globulina transportadora de hormonas sexuales, y consideró que esto puede deberse a la mejora metabólica del paciente. «Teníamos acceso a la historia clínica de cada sujeto, por lo que teníamos valores de referencias. Por ejemplo, la globulina transportadora de hormonas sexuales, se sintetiza en el hígado, por lo que, si disminuye la grasa hepática producto de la cirugía, va a mejorar los niveles de esta. También notamos una diferencia positiva en la fragmentación del ADN espermático, que, para decirlo simplemente, significa que el ADN está menos oxidado luego de la cirugía».
Craia subrayó que además se observó una disminución de la calidad seminal, la cual puede tener que ver con el proceso de desnutrición del paciente provocada por la mala absorción de nutrientes durante un tiempo luego de una intervención de este calibre. «Estos nutrientes son necesarios para una espermatogénesis. Mi proyecto se basó en la evaluación transcurrido seis meses, pero hubiera estado bueno volver a realizar el proceso al año, para corroborar si esa calidad seminal mejoró y efectivamente tenía que ver con una malnutrición o si es una consecuencia propia de la cirugía».
Un verdadero reconocimiento nacional
La investigadora se hizo con el Premio “Dr. Pedro R. Figueroa Casas”, uno de los reconocimientos más importantes en medicina reproductiva a nivel nacional. «Es un orgullo y un honor, el Doctor Pedro Figueroa Casas fue uno de los pioneros en el campo de la fertilización y en la reproducción en Rosario. Obtener este premio era totalmente impensado y me da mucha alegría tenerlo”.
María Celeste resultó ganadora a partir de la presentación de su investigación en el Congreso Argentino de Medicina Reproductiva 2021, que se llevó a cabo de manera virtual. «Aunque teníamos mucha fe, nunca imaginé semejante repercusión. Es un espacio donde confluyen las mejores investigaciones y expertos del país, por lo que ya era un honor poder exponer en ese marco».
Cuando se enteró que era la ganadora de semejante reconocimiento, se le vino a la cabeza todo el esfuerzo y tiempo invertido en su trabajo de investigación. «Estaba sola en mi casa, y empecé a saltar sorprendida. En ese momento llamé a mi directora de tesina, porque no lo podía creer. A mí en lo personal la facultad me costó mucho, varias veces pensé que no era para mí y que tenía que dedicarme a otra cosa. Pero por suerte nunca bajé los brazos, porque me gustaba lo que estudiaba. Terminar con este premio, es una felicidad que nunca me había imaginado».
Fuente: UNR (Gonzalo García)