Un 1° de mayo de 2005 el rosarino empezó a escribir su historia con un tanto ante el Albacete
Se cumplen hoy quince años del inicio del romance de Lionel Messi con el gol, tres lustros desde que marcara el primero de los 627 festejos. Apenas tenía diecisiete años cuando convirtió su primer gol oficial al recoger una asistencia de Ronaldinho Gaucho para dibujar una vaselina que superó a Raúl Valbuena, el portero del Albacete, y que tuvo que repetir en el tiempo de descuento después de que el árbitro, Carlos Velasco Carballo, anulara la que había realizado minutos antes. El rosarino lo celebró como loco.
Todavía con el dorsal treinta que le acreditaba como un jugador del filial, Messi había debutado en un partido oficial tan sólo seis meses antes y aquella tarde de mayo se presentó al estadio habiendo disputado ocho partidos en los que había sido titular en dos. Frank Rijkaard le dio la chance de ingresar en el minuto 88 para sustituir a Samuel Eto’o, que había marcado el 1 a 0 que reflejaba el marcador. Apenas unos segundos tardó en batir a Valbuena, pero el árbitro anuló el tanto por fuera de juego. Sin embargo, tardó dos minutos para volver a picar el balón por encimar del portero y marcar ahora sí el 2 a 0 con el que acabó el partido.
«Fue una jugada en que la tocó Ronnie y me puso una pelota estupenda» según explicó Messi al final del partido con una sonrisa que no lograba esconder. «Cuando tuve la ocasión, vi que el portero se adelantaba mucho, por eso la coloqué por encima». Ronaldinho, por su parte, valoraba como el más firme candidato a sucederle por aquellos tiempos. «Me tiene un cariño especial», decía Dinho, lo cual se puso de relieve con la amigable celebración de Messi, que saltó literalmente encima del brasileño.
Quince años después de ese gol Messi ya es indiscutiblemente el gran dominador del fútbol, líder en asistencias, goles y títulos ganados en la historia del Barcelona, sin olvidar que también tiene a tiro el récord de partidos disputados. Porque aquel día nació un goleador, es cierto. Y ello le convirtió en uno de los futbolistas más definitivos que ha visto el fútbol en su siglo y medio de vida. No se sabe cuánto le queda pero qué mas da. Lo mejor es seguir celebrando sus goles como si fueran aquel que le marcó al Albacete hace quince años y con el que empezó todo.