La combinación de un verano caluroso y seco y un otoño lluvioso confirmó la peor cosecha de soja argentina de los últimos nueve años.
Las precipitaciones recibidas en áreas productivas clave determinarán una nueva reducción en las proyecciones de esta campaña, además de incrementarse el abandono de cosecha en varias regiones de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y el norte de la provincia de Buenos Aires, con mucha mercadería cosechada que no alcanza el estándar de calidad comercial permitida y que fueron trilladas con exceso de humedad.
Ante este panorama, es probable que el tamaño final de esta campaña 2017/18 se ubique entre los 35 y 36 millones de toneladas.
También en Uruguay la cosecha de soja sufrió una merma significativa, por idénticas razones que en nuestro país.
En Uruguay, el recorte final de la cosecha alcanzará entre un 40% y un 50% respecto al año anterior y en muchas áreas, los rendimientos obtenidos resultarán ser los más bajos de los últimos 20 años.
La revista especializada Oil World proyectó para Uruguay una campaña de 1,85 millones de toneladas, aunque varias estimaciones privadas proyectan 1,7 millones de toneladas o aún menos.
En la campaña anterior, la cosecha uruguaya de esta oleaginosa alcanzó los 3,4 millones de toneladas.
Brasil fue quien más se benefició por este desastre productivo, no solamente por haber logrado obtener una buena campaña en este ciclo -de entre 117 millones de toneladas a 119 millones de toneladas- sino porque además la mayoría de los requerimientos de demanda global son atendidos por este canal de oferta.
Las exportaciones de harina de soja brasileñas resultarán elevadas, tanto en este mes de mayo como también en junio, como consecuencia de la disminución de la oferta de Argentina y Uruguay.
Es probable que esta tendencia de mayores exportaciones brasileñas subsista al menos hasta el mes de agosto, momento en el que surjan las nuevas disponibilidades norteamericanas.
También China deberá acudir a la plaza estadounidense para abastecerse, ante el recorte de la productividad sudamericana.
En su último reporte, el USDA ha vuelto a incrementar las importaciones chinas de año a año en 6 millones toneladas, con una nueva estimación de 103 millones de toneladas, lo que, de confirmarse, constituirá un nuevo récord.
En la Argentina, las recientes lluvias y los avatares financieros, mantienen a nuestros productores con la guardia alta, aguardando a qué nivel se estabilizará el dólar y cuál será el desenlace de la disputa comercial entre los Estados Unidos y China.
Los precios domésticos conquistaron niveles insospechados un mes atrás, superando ampliamente los valores de $ 7.000 para la venta al contado y de $ 10.000 para quien postergue la cobranza hasta noviembre de este año.
En este contexto económico volátil, se teme un inevitable encarecimiento de los insumos básicos para enfrentar la siembra de granos finos, a punto de iniciarse a nivel nacional y cuyas cotizaciones se encuentran dolarizadas.
La depreciación del peso implicará una mayor desembolso en nutrientes y agroquímicos, en tanto que el hoy postergado aumento de combustibles también empeorará la inversión inicial.
Aun así, con buenos precios como los actuales, se volverá a expandir el área, circunstancia que podría permitir una producción cercana a los 20 millones de toneladas de cereales que aliviará la flaca caja que dejó la cosecha gruesa.
Mientras tanto, en los EE.UU., la siembra de los cultivos de verano, continúa a buen ritmo, a pesar de las demoras que se experimentaron en el tramo inicial de esta campaña.
El maíz sembrado abarca al 62% del área proyectada, comparado con 68% del año anterior y 63% del promedio de las últimas cinco campañas.
La soja implantada alcanza un 35%, en comparación con 29% de 2017 y 26% del promedio.
El trigo de primavera sembrado llega al 58% de la superficie comprometida, comparado con 75% del año anterior y 67% del promedio.
En cuanto al estado de los cultivos de trigo de invierno, el USDA indicaba que el 36% de ellos se encontraban en situación “buena a excelente”.
La semana anterior los cultivos en esta condición legaban al 34%, en tanto que en el año anterior a esta fecha se ubicaban en un 51%.
Por Ricardo Baccarin, analista del mercado de granos y vicepresidente de Panagrícola S.A.