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Lula condenado a 12 años y lejos de la presidencia


Los tres jueces de un tribunal de apelación confirmaron este miércoles por unanimidad la condena por corrupción y lavado de dinero al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y aumentaron la sentencia inicial a 12 años y un mes de cárcel, alejando sus aspiraciones de volver al poder.

Lula, que aún dispone de recursos para evitar la prisión, fue considerado culpable de haberse beneficiado de un apartamento tríplex ofrendado por la constructora OAS a cambio de su mediación para obtener contratos en Petrobras. La condena inicial era de nueve años y medio de prisión.

Los magistrados del Tribunal Regional Federal nº 4 (TRF4) de Porto Alegre (sur) respaldaron ampliamente las conclusiones del juez Sergio Moro, autor de la sentencia de primera instancia.

El caso se enmarca en la Operación Lava Jato sobre sobornos pagados por constructoras a políticos de todas las tendencias para obtener contratos en la petrolera estatal.

El aumento de la sentencia se debe al agravante de que Lula, por su posición de máximo mandatario de la República, carga con una «culpabilidad extremamente elevada», en palabras del relator Joao Gebran Neto, el primero en votar.

Los mercados, que temen un retorno de la izquierda al poder, celebraron la derrota judicial de Lula. La Bolsa de Sao Paulo ganaba más de 3% pocos minutos antes del cierre.

Porto Alegre amaneció sitiada por las fuerzas de seguridad, ante el temor de enfrentamientos entre los miles de partidarios de Lula presentes en la ciudad y grupos de derecha que piden que el exmandatario vaya a la cárcel.

Lula, en su bastión sindical 

Desafiante y con otros seis procesos abiertos en su contra, Lula (2003-2010) ha prometido dar batalla hasta el final.
«Estoy extremadamente tranquilo y con la conciencia de que no cometí ningún crimen», dijo Lula, antes de conocer la decisión, en la sede del Sindicato Metalúrgico en Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde en los años 70 inició su carrera política al frente de las grandes huelgas contra la dictadura militar (1964-1985).

«Que se preparen porque vamos a volver y vamos a transformar este país», manifestó el expresidente, que denuncia una conspiración para evitar que vuelva al poder.

Unas 10.000 personas acudieron a la marcha convocada por organizaciones de izquierda esta tarde en el centro de esa ciudad, en la cual se anuncia la presencia de Lula.

Su abogado, Cristiano Zanin Martins, pidió «la nulidad del proceso y la nulidad de la sentencia», aduciendo falta de pruebas.

Pero según el juez Gebran Neto, el hecho de que no exista un título de propiedad del apartamento tríplex de Guarujá se debe precisamente a la intención de ocultar que Lula era el verdadero destinatario del inmueble.

«El expresidente fue uno de los articuladores, si no el principal, del amplio esquema de corrupción» en Petrobras, que fragilizó «todo el proceso político brasileño», sostuvo el juez del TRF4.

El día después

La condena por unanimidad reduce los tiempos de los recursos, que son solo aclaratorios, y no de fondo.

Tras la decisión, Lula debería ser declarado «inelegible», aunque también caben recursos que le permitirían ganar tiempo e incluso registrarse como candidato y hacer campaña.

La dirección del PT se reunirá el jueves en Sao Palo para proclamar su apoyo a una candidatura de Lula, más allá del fallo.

Pero el PT está en fase de convalecencia de los duros golpes recibidos estos últimos años: graves acusaciones de corrupción contra muchos de sus principales dirigentes y la destitución en 2016 de Dilma Rousseff, heredera de Lula.

«Lula es favorito pero su candidatura es sumamente incierta en este momento. Es una situación dramática para la democracia brasileña», dijo a la AFP el politólogo Fernando Schüler, del Instituto de Investigación y Educación (Insper), de Sao Paulo.

El presidente conservador Michel Temer trató de mostrar una normalidad institucional en una intervención ante el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).

«Hay un combate arduo, pesado contra la corrupción en el país (…) Pero en Brasil las instituciones están funcionando, tenemos una separación absoluta de poderes», afirmó el mandatario, que es objeto de varias investigaciones por corrupción, trabadas por el momento por gozar de fueros políticos.