A un año de la decisión de dar marcha atrás con la edición del billete
El 11 de mayo de 2020 el presidente Alberto Fernández descartó que su administración estuviera analizando lanzar este nuevo billete de $5000 -pese a que su producción ya se encontraba en fases avanzadas a tal punto que llegó a filtrarse su diseño-, los costos asociados a esa decisión vuelven al centro de la discusión.
A un año de aquel día nos encontramos con la aprobación del presupuesto del Banco Central (BCRA) para el corriente año. Según detectó el economista Nicolás Gadano, quien entre 2018 y 2019 fue gerente general de la entidad, los gastos previstos para 2021 presentan un salto del 153% respecto a las erogaciones de 2019. Tal suba, indicó, estuvo impulsada principalmente por los costos de fabricar billetes, que en moneda constante crecieron un 86% anual en 2020.
Según precisó el economista, en 2020 la circulación monetaria aumentó un 66%, de $ 1,15 a $ 1,9 billones. Y el Central cubrió ese incremento de $ 750.000 millones con un aumento neto de 1523 millones de billetes en circulación, incremento similar al de 2015 y superior a la capacidad productiva de Casa de Moneda.
Augusto Ardiles, quien integró el Directorio de la Casa de la Moneda durante el gobierno de Mauricio Macri. «En 2020 se emitieron 1000 millones de billetes de $ 1000, lo que tuvo un costo de unos u$s 84 millones. Si se hubieran impreso 200 millones de billetes de $ 5000, se hubieran gastado unos u$s 20 millones. Esto significa que no haber impreso un billete de denominación más alta tuvo un costo extra de unos u$s 64 millones en 2020«, argumentó.
Debido a la decisión de no emitir los billetes de $ 5000, que iban a llevar la imagen de Ramón Carrillo y Cecilia Grierson, fue que el año pasado el Gobierno debió recurrir a la importación de billetes desde España y Brasil. Según informó en septiembre último el periódico Valor Económico, de San Pablo, el Ejecutivo pactó con la Casa de la Moneda de Brasil la compra de 400 millones de billetes de $ 1000 por un valor de u$s 20,6 millones. A ello se sumó un acuerdo con la Casa de Moneda y Timbre de España para importar unos 170 millones de billetes de $ 1000 más, por un valor de casi u$s 21,5 millones, a razón de u$s 126,32 por cada mil billetes.
El ex director de la Casa de la Moneda expresó, además, que emitir un billete de mayor circulación «también permitiría abaratar costos transaccionales y operativos de los bancos, que después se terminan trasladando a clientes».
Por último, reflexionó: «La Casa de la Moneda tiene un muy buen nivel de producción, de unos 800 millones de billetes al año. Más que suficiente para un país de 45 millones de habitantes. El problema es que el billete de mayor denominación equivale a 10 dólares al tipo de cambio oficial. Y así no hay capacidad productiva que aguante«.