«El presente es difícil, duro y complicado». Así definió Inés Risso, integrante de Fonbec Rosario (Fondo de Becas para Estudiantes), la situación social que atraviesa el país. En medio de la mayor crisis económica que afronta el gobierno de Mauricio Macri desde que tomó el poder, la demanda alimentaria es cada vez mayor en los sectores más vulnerables. Los comedores ya no dan a basto, porque no sólo reciben a los chicos, sino que familias enteras piden un plato de comida. En este contexto, CLG diálogo con distintas personas que con sus acciones viven y luchan día a día contra la cruda realidad.
El Padre Fabián Montes, vicepresidente de Cáritas Rosario, señaló que desde el último año hasta el presente, en un corto período de tiempo, se ha visto un «incremento de entre un 20 y 30 por ciento de gente que reclama por sus necesidades básicas».
«Hay zonas más necesitadas que otras, pero en todas ha crecido la demanda, sobre todo en las periferias de la ciudad», explicó el Padre, y agregó: «Si bien desde Cáritas intentamos ayudar con muchas cosas, esto es lo más urgente y lo que más nos preocupa porque es la necesidad más básica de todos los días».
Por otra parte, Valeria Belén, coordinadora del comedor barrial “Copa de Leche Las del Índu”, que funciona en Granadero Baigorria, contó que el presente «es dificilísimo», porque cada vez más chicos, pero sobre todo también más madres, «piden si pueden ingresar al comedor porque sus maridos se quedaron sin trabajo».
«Actualmente recibimos a 185 chicos. Buscamos recolectar alimentos no perecederos para poder seguir abriendo. Sabemos que a otros comedores les pasa lo mismo, y hasta algunos han cerrado», continuó quien lleva adelante «La Copa», un comedor que funciona desde 2014 en Jorge Newbery 1344, en el barrio Industrial de la vecina localidad.
A su vez, Inés Risso, quien realiza tares de ayuda social en barrios carenciados buscando que los chicos progresen a partir del estudio, expresó que «han crecido mucho las necesidades básicas».
«La gente necesita más comida y los padres se las intentan rebuscar para conseguir alguna changa o trabajo no formal. Las mamás están haciendo más cosas en sus casas porque ya no saben que vender. Buscan alternativas para solventar gastos mínimos, ni siquiera básicos», siguió Inés.
En el mismo sentido, contó: «La gente nos dice ‘si saben de algún trabajito para mi hija, mi marido o para mi, avísennos’. Muchos se quedaron sin trabajo y no pueden llevar adelante los emprendimientos que tenían, o madres que tienen las hijas en quinto año y no saben como solventar los gatos».
Cómo afrontar el problema
Las distintas organizaciones que con su granito de arena intentar combatir el duro presente, se ven obligadas a buscar cada vez más alternativas y recursos para poder ayudar a los que más lo necesitan.
“Tuvimos que pedir una ampliación de las raciones alimentarias para poder ayudar a cada vez más comedores y merenderos. Además, entregamos alrededor de 13 mil raciones de comidas por mes en bolsones para las familias», narró el vicepresidente de Cáritas Fabián Montes.
Asimismo, Valeria Belén manifestó que ante el aumento de la demanda esperan poder seguir sosteniendo la ayuda «a través de la gente que colabora y las instituciones que realizan muchas donaciones».
Por su parte, Inés Risso explicó que como las personas con las cuales ellos trabajan no tienen las herramientas para buscar soluciones, decidieron unirse con distintas organizaciones «para resolver las necesidades inmediatas y de emergencia, a pesar de que el problema de fondo siga estando».
«Además, tratamos de acompañar con el mensaje de la esperanza. Pero es difícil pedirle eso a las familias cuando tienen la necesidad de comer, vestirse, y no pueden hacerlo», señaló con dureza la integrante de Fonbec Rosario.
Por último, Inés remarcó que «volvemos a caer en un contexto crítico, con situaciones cíclicas y recurrentes, ya que el problema viene desde hace muchos años pero ahora se recrudeció». Y sentenció: «Cuando se veía una gota de esperanza, volvimos a retroceder».