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Por José Odisio

Se acaba el tiempo


El partido ante Boca está a la vista, muy cerca, se palpita en los hinchas, lo prepara Bidoglio, lo empiezan a sentir los jugadores. Y faltan refuerzos. No cinco ni diez, número imposible de pensar en el Parque. El DT espera un cinco y un volante ofensivo, y se demoran.

Newell’s no puede apuntar a nombres ostentosos. Sin billetera, Bidoglio buscó jugadores experimentados que puedan llegar y jugar. Y se fueron cayendo opciones, la mayoría por diferencias económicas. Y eso que no se trataba de estrellas. El presidente de Independiente Santa Fe dijo que a Juan Roa lo dejaba venir por «poca plata». Pero esos pocos 200 mil dólares para Newell’s es una fortuna. Y el juez dijo «no».

La dirigencia negocia contrarreloj con Cristian Insaurralde. El volante de América está a un paso, aunque anotó un gol el sábado y complicó la negociación. Es tan frágil el poder de la Lepra en el mercado que un gol puede tumbar una transferencia.

Traer a Arregui, de San Martín de Tucumán, tampoco es fácil. Increíble pero real. El volante se pelea con los directivos tucumanos para que lo suelten. Y Newell’s lo espera. Mucho no puede hacer.

Otro es Ribair Rodríguez. Bidoglio tiene el nombre desde hace días, pero prefería otras opciones. Aunque la cercanía del cierre del libro de pases lo puso en carrera.

Lo cierto es que la novela se hizo tan larga que al que venga el hincha le va a pedir mucho. Tal vez más de lo que pueda dar. A Bidoglio poco le importará el reclamo externo. Necesita un cinco y un volante ofensivo, y el tiempo se acaba.