El acusado tiene 34 años y es juzgado en los tribunales de la capital provincial por delitos contra la integridad sexual de una niña de su entorno familiar
Un hombre de 34 años, cuyas iniciales son D.D.R., comenzó a ser juzgado este martes como autor de delitos contra la integridad sexual de su sobrina menor de edad, cometidos en la ciudad de Santa Fe. El proceso judicial se desarrolla en los tribunales de la capital provincial y el tribunal pluripersonal que tendrá a su cargo el debate estará integrado por los jueces Susana Luna (presidenta), Sandra Valenti y Sergio Carraro.
Por su parte, los fiscales que representan al MPA en el debate oral son Alejandra Del Río Ayala y Matías Broggi, quienes solicitarán una pena de 17 años de prisión para el acusado.
Los funcionarios del MPA acusaron a D.D.R. como autor de los delitos de abuso sexual con acceso carnal calificado, en concurso real con abuso sexual con acceso carnal agravado. A su vez, estos dos delitos fueron atribuidos en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores agravada.
“La investigación comenzó a partir de una denuncia que radicó en abril de 2017 la madre de la víctima y hermana del acusado”, explicó Del Río Ayala. “A partir de allí se iniciaron una serie de medidas y diligencias propias de este tipo de casos, entre ellas, los informes médicos, declaraciones de testigos y las entrevistas en Cámara Gesell a la víctima”, agregó la fiscal.
Por su parte, el fiscal Broggi precisó que “los abusos sexuales se consumaron en al menos dos oportunidades, en febrero y en abril de 2017, en una vivienda de la ciudad de Santa Fe, donde la víctima visitaba habitualmente al acusado”.
Respecto del delito por el que se acusa a DDR, los fiscales de la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas) manifestaron que “el acusado se aprovechó de la situación de vulnerabilidad de la víctima, de la relación que lo unía a ella y del uso de un espacio físico que compartía con la niña, lo cual la colocó en un total estado de indefensión”. En tal sentido, concluyeron que “esto se traduce en un flagelo psíquico que la víctima cargará a lo largo de su vida”, concluyeron.