Retrocedió varios casilleros. El triunfo ante Argentinos había ilusionado al pueblo canalla. Pero la excursión a Paraguay y el rendimiento mostrado frente a Libertad volvió a la realidad a un equipo que sigue sin rumbo y a la deriva.
Salvo Jeremías Ledesma, el jugador más regular de Central en el último año, el resto de los futbolistas se llevaron un aplazo.
Ledesma salvó en innumerables ocasiones su valla y mantuvo la esperanza tras el 0-0 del primer tiempo y también después del primer grito de Libertad. Nada que hacer en los goles de Espinoza (cabezazo cruzado a contra pierna) y de Recalde (derechazo inatajable esquinado).
Molina y Rizzi nunca pasaron la mitad de la cancha y cuando fueron por sus bandas los atacantes locales se hicieron una fiesta.
Caruzzo estuvo lento, dubitativo y encima se fue antes de tiempo por una molestia muscular,. Las alarmas ya están encendidas.
Ortiz volvió a la titularidad y jugó el peor partido desde que llegó de Boca Unidos. Amonestado a los 2 minutos del partido, vio la roja en el complemento y dejó a sus compañeros con uno menos en un momento complicado.
El pibe Villagra poco pudo hacer en el mediocampo ante la potencia y velocidad de los guaraníes. Y ni que hablar de Pereyra y Becker, que tuvieron escasa participación. Mientras que otro gran aplazo se sacó Ortigoza, que vio pasar cada balón, corrió muy poco y jamás fue eje del equipo.
¿Y Riaño y Zampedri? Espectadores de lujo. Jamás pusieron en aprietos a la defensa paraguaya y menos a los arqueros. Nunca recibieron pelotas limpias y así se hace muy difícil.
Camacho y Barbieri ingresaron y nunca se acoplaron a un andamiaje malo de un equipo que ya piensa en Independiente y en revertir una pálida imagen.