Ambos países "están preocupadas por los planes de EEUU para desarrollar la defensa antimisiles global y desplegar sus elementos en distintas regiones del mundo", indicaron
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, logró este viernes el respaldo de China en las cuestiones centrales que enfrentan a Moscú con los países occidentales en torno a la crisis en Ucrania, mientras que los países europeos redoblaron sus esfuerzos para encontrar una salida diplomática y evitar una guerra en la región.
Putin se reunió en Beijing con su homólogo chino, Xi Jinping, horas antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en un nuevo gesto de acercamiento entre ambas potencias que quedó plasmado en una declaración conjunta crítica con Estados Unidos y las alianzas militares occidentales.
En el documento, los dos países denunciaron la «influencia negativa» de Washington «para la estabilidad y una paz justa» en el mundo y el papel «desestabilizador» de la OTAN y del nuevo pacto de defensa AUKUS -integrado por Australia, Reino Unido y Estados Unidos- en Europa y Asia, respectivamente.
«Rusia y China están preocupadas por los planes de Estados Unidos para desarrollar la defensa antimisiles global y desplegar sus elementos en distintas regiones del mundo, incrementando simultáneamente el potencial del armamento no nuclear de alta precisión utilizado para cumplir otras tareas estratégicas», señalaron.
Ambas naciones manifestaron, asimismo, su rechazo «a cualquier ampliación futura de la OTAN» -una de las exigencias reclamadas por el Kremlin a los países occidentales para bajar la tensión en Ucrania-, a la que acusan de tener «puntos de vista ideológicos que datan de la Guerra Fría».
Además, defendieron la idea de «indivisibilidad de la seguridad», en la que se basa Moscú para pedir a la Alianza Atlántica que se aleje de sus fronteras, al argumentar que la seguridad de unos no se puede lograr en detrimento de la seguridad de otros.
Un planteo que ignora el derecho de cada Estado, y por tanto de Ucrania, a elegir a sus aliados, algo que para Washington y la OTAN es inaceptable.
Desde finales del año pasado, la tensión en torno a la exnación soviética se ha disparado luego que Rusia desplegara decenas de miles de soldados en la frontera con Ucrania, que provocaron llamados de Washington y la Alianza Atlántica a retirarlos por temor a una invasión rusa de ese país europeo.
Unas acusaciones rechazadas por el Kremlin, que denunció actividades hostiles de la alianza militar cerca de su territorio y reclamó garantías para que no siga expandiéndose hacia sus fronteras, a la vez que le exigió un repliegue militar a las posiciones de 1997, antes de sus sucesivas ampliaciones en Europa del Este.
Washington rechazó estas peticiones en una carta la semana pasada, pero dejó la puerta abierta para discutir otros temas, como el despliegue de misiles o los límites recíprocos de las maniobras militares.
En medio de este tira y afloje, los países europeos intensificaron sus esfuerzos para encontrar una salida diplomática a la crisis y evitar un nuevo conflicto en el continente.
Según informó este viernes el Gobierno francés, el presidente Emmanuel Macron se reunirá con su par ruso, Vladimir Putin, el próximo lunes en Moscú y el martes, en Kiev, con el mandatario ucraniano Volodimir Zelenski.
Macron mantuvo en las últimas varias entrevistas telefónicas con sus homólogos ruso y ucraniano, así como con el presidente estadounidense Joe Biden, para mediar en esta crisis que amenaza con desembocar en una confrontación bélica.
También Alemania informó este viernes que el canciller Olaf Scholz se reunirá en Kiev con Zelenski el próximo 14 de febrero y con Putin al día siguiente en el Kremlin. En los últimos años, París y Berlín han sido los dos mediadores del conflicto entre Ucrania y los separatistas prorrusos apoyados por Moscú, vigente desde 2014.
En tanto, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien ayer ofreció su mediación en la crisis ucraniana durante una visita a Kiev, acusó hoy a los países occidentales de «empeorar las cosas».
Erdogan criticó el papel de Biden, al afirmar que «ha sido incapaz hasta ahora de mostrar un enfoque positivo en este proceso».
En la misma línea, Rusia salió hoy al cruce de las acusaciones de Estados Unidos, cuyos funcionarios afirmaron ayer tener información sobre un supuesto plan de usar un video falsificado como pretexto para invadir Ucrania, y recomendó por medio del vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, «no fiarse de nadie, sobre todo del Departamento de Estado, cuando se trate de estos temas».
El canciller ruso, Serguei Lavrov, fue un poco más enfático y señaló que «el carácter delirante de estas invenciones –el número de las cuales aumenta cada día– es evidente para cualquier politólogo con más o menos experiencia», afirmó en declaraciones al canal Ren-TV y citado por la agencia de noticias Sputnik.
En la víspera, al ser preguntado por pruebas, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, propuso a los periodistas aceptar las palabras del Gobierno o bien buscar «consuelo» en la información publicada por Rusia.
Desde Ucrania, las autoridades se dijeron hoy satisfechas por el apoyo occidental, que según ellas, permitió que la «estrategia de intimidación» de Moscú fracasara.
Esta semana, se han desplazado a Kiev dirigentes del Reino Unido, Polonia, Turquía y Países Bajos.