Personas con discapacidad, familiares, profesionales de la salud y organizaciones se concentraron frente al Concejo para exigir que se garanticen derechos esenciales
Con el foco puesto en lo que ocurre en el Senado, Rosario fue una de las ciudades donde este jueves se realizaron movilizaciones para reclamar la aprobación de la Ley de Emergencia en Discapacidad. Personas con discapacidad, familiares, profesionales de la salud y organizaciones se concentraron frente al Concejo Municipal para exigir que se garanticen derechos esenciales en medio de un contexto de recortes, demoras en los pagos y falta de autorizaciones de las prestaciones.
La jornada se desarrolló en paralelo con otras movilizaciones en distintos puntos del país.
“Esperamos que se contemple con sensibilidad, con amor y empatía a esta colectividad, que necesita de un presupuesto mínimo para sostener su atención”, expresó un kinesiólogo rosarino perteneciente al colectivo de prestadores del área de rehabilitación. Y remarcó: “Sé que este Gobierno tiene otra idea, pero esta parte de la sociedad tiene que ser contemplada con emociones. Acá hay muchos papás, muchos hermanos que ven un futuro cuidando a sus seres queridos y necesitan cierta tranquilidad”.
Durante la protesta, distintos actores del sistema de atención a la discapacidad señalaron que las familias no pueden afrontar solas el acceso a tratamientos y servicios. “Las personas con discapacidad necesitan psicopedagogos, psicomotricistas, kinesiólogos, fonoaudiólogos, médicos fisiatras y neurólogos, estudios complementarios. Es imposible sostener todo eso sin apoyo del Estado”, advirtieron.
Desde la explanada del Monumento Nacional a la Bandera, una de las madres presentes en la convocatoria pidió por una mejora urgente en los servicios de transporte: “Por las trafics, por ejemplo, que muchas veces no están disponibles. Hay chicos que se pierden de ir al instituto porque no tienen cómo llegar. Hay muchísima necesidad”.
Delia, una mujer que adoptó a tres niños con discapacidad, fue contundente en su mensaje: “Dios me dio fuerza para poder luchar con ellos. En el instituto me ayudaron mucho. Por eso le pido al señor Milei que no les saque el instituto, ni el transporte. Que por favor razone. Que le toque el corazón”.
La falta de confianza en la política también se hizo presente entre los manifestantes, pero el pedido se mantiene firme: que el Estado no abandone a uno de los sectores más vulnerables. “Este país es una gran familia. Pensar que solo hay que sostener a la población productiva es insuficiente. Y no es cierto”, concluyeron.
