Para CLG por Fernando Cesaretti
Frente y perfil del rostro del albañil anarquista Joaquín Penina. Estas fotos que le toman en la Jefatura de Policía de Rosario el 9 de septiembre de 1930 son las dos últimas de su vida.
En el anochecer del día siguiente, este joven catalán fue trasladado ilegalmente en un camión militar a las barrancas del arroyo Saladillo y allí fusilado sin proceso alguno por orden del jefe del Regimiento 11 de Infantería, un teniente coronel de apellido Lebrero.
Enterrado como NN, destruido su sumario policial, el cuerpo de este militante ácrata se perdió para siempre. Pero no su memoria.
Hoy en la ciudad de Rosario, la calle que durante años fuera nominada como Regimiento 11, lleva en sus cuadras iniciales el nombre de Joaquín Penina, «un hombre de ideas avanzadas», tal la causa aducida para su detención por la flamante dictadura uriburista.