Por Fernando Cesaretti para CLG
Bañistas junto a la piscina del club de Regatas Rosario en 1932.
Nótese la inscripción “se prohíbe escupir en la pileta”, admonición que suponemos por pudor no se hacía gráficamente explícita condenando a otras necesidades fisiológicas que furtivamente se realizaban y realizan en el relativo anonimato de las aguas de un natatorio; o tal vez tan solo se consideraba grave y merecedor de ese cartel a la flema, en esos tiempos en que la tuberculosis era un mal endémico en el país.