Por Fernando Cesaretti para CLG
Entrada principal del cementerio La Piedad en la década del 50. En el centro de la empedrada de avenida Provincias Unidas, se observa la doble vía tranviaria por donde circulan los coches de la línea 20, la única que llegaba hasta la más populosa de las necrópolis rosarinas.
En esos años, a esta línea se la nombraba en el habla coloquial como referencia elíptica a la muerte. Así decirle a alguien “-Che, tomá el 20-” significaba “-morite-”, o entre fatalista y existencialista, colegir que “nadie vive eternamente, tarde o temprano, todos vamos a terminar viajando en el 20 con boleto de ida, solamente”.