Tras 9 meses de cifras controladas, el gobierno informó un confinamiento estricto por un rebrote de contagios de coronavirus. CLG dialogó con Valentina Santoro, que vive en Sydney
Por Gonzalo Santamaría
La pandemia del coronavirus no da tregua y la cepa original logró tales mutaciones que volvió a encender las alarmas en regiones que estaban dejando atrás al virus. Oceanía, en todo su continente, tenía el mote de una zona sin covid. Apenas unos pocos casos diarios aislados y sin mayores repercusiones. Las políticas de aislamiento se cumplieron a rajatabla y eso llevó a que países como Australia y Nueva Zelanda lleven una vida. Sin embargo, la variante Delta llegó a aquellas latitudes y comenzó a elevar la incertidumbre.
Valentina Santoro es una rosarina que vive en Australia desde hace tres años. Y desde los 13.353 kilómetros que separan a su tierra natal del lugar donde reside actualmente, contó detalles de la situación que atraviesa el país en diálogo con CLG.
Australia es hoy el país que más está sufriendo esta etapa pandémica en Oceanía, donde desde hace más de 15 días se vive en un estado de alerta total con un confinamiento estricto y una circulación frenada. En los últimos días los datos señalan que el promedio de contagios rondaron los 100, principalmente en Sydney, la mayoría con su variante Delta. Esta cifra parece irrisoria para occidente, pero la nación oceánica pasó de estar semanas enteras sin casos, y más de nueve meses sin superar los 30 casos diarios, a estar bajo la incertidumbre de la actualidad. En lo que va del año, murieron tres personas, dos en la última semana.
Australia comunicó como número de casos máximos 721 el 30 de julio de 2020. Hoy, casi un año después, las autoridades implementaron medidas duras para combatir el avance de la nueva mutación con poco más de 100 infectados. El “lockdown” (aislamiento en inglés) puso en jaque a toda la población.
“A las 22 se corta todo por la cultura y por el cierre estricto, prácticamente está todo cerrado”, contó desde Sydney a CLG Valentina Santoro, rosarina que vive en Australia desde hace tres años.
Santoro remarcó que esto es un hecho importante para Sydney ya que “la gente se había olvidado del Covid, hace casi un año que hacemos vida casi normal, todo abierto, no se usa barbijo. Acá hubo casos, hubo muertos pero comparado con el mundo no fue nada, pero desde el 27 de junio se empezaron a registrar casos con la variante Delta y se empezó a generar nerviosismo”.
Valentina trabaja en el sector de turismo, vivió en distintos puntos del país oceánico y hoy se encuentra en Sydney, el epicentro de este rebrote. Definió que Australia está en un “momento crítico porque el Covid nunca fue tan grave como en este momento”.
El virus, como suele suceder en el mundo, comienza en las grandes ciudades y se replica hacia al interior de cada país. Australia no es la excepción y Valentina explicó que están “muy preocupados”.
“Gladys Berejiklian (NdR: la gobernadora del estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sydney) catalogó esto como una de las etapas más peligrosas de la pandemia”, reveló la rosarina.
El 27 de junio, Scott Morrison, el primer ministro australiano, comunicó un cierre total en la ciudad norteña de Darwin. Horas más tarde, las autoridades sumaron a las medidas a Perth, Brisbane y varias zonas del estado de Queensland también deberán quedarse encerrados para frenar los contagios.
Cuando se comunicaron estas medidas fueron por dos semanas, pero ante el incremento de casos, las autoridades las extendieron hasta fines de julio. Según Santoro, se rumorea que el confinamiento total de Sydney será hasta mediados de agosto. “Esto tira para largo”, resumió la joven de 26 años.
Muchos de los ciudadanos de Sydney pueden salir de sus casas para hacer ejercicios, compras esenciales, trabajar o recibir atención médica, pero las escuelas están cerradas, no hay reuniones sociales y se le pide a la gente mantenerse en casa.
No hay ningún tipo de vuelos hoy en una Australia que tiene las fronteras cerradas. “Tampoco puede haber viajes dentro del país y no es un dato menor porque justo son las vacaciones de invierno de las escuelas”, relató Santoro y explicó que es una temporada altamente turística para los australianos y era una ventana importante para hoteles y empresas del rubro ya que, explicó la rosarina, se “estaba trabajando con turistas locales y eso a nivel económico afectó un montón”.
El gobierno australiano implementó una multa de 200 dólares como mínimo para quienes no respeten el aislamiento y ahora firmó medidas “muy estrictas que nunca pasaron acá”, esgrimió Valentina y aclaró que la gente respeta estas decisiones, pero se vieron ‘sorprendidas‘ por la extensión”.
Por otra parte, entendió que la situación “crítica” que vive Australia no es comparable con la que se vio en Argentina y mucho menos en Sudamérica. En dicho país de Oceanía, el rebrote no generó un desborde en el sistema de salud. Sin embargo, la preocupación se centra en la falta de vacunación de la población.
“Empezaron a criticar a Morrison que no supo lidiar con la compra de vacunas”, detalló Valentina.
Australia tiene algo más de 25 millones de habitantes (casi la mitad de la Argentina) y sólo tiene el 9% de su población vacunada (unos 6.800.000 personas hasta el 12 de julio con al menos una dosis, sólo 2.300.000 tienen los dos dosis) “Con la cantidad de habitantes de Australia deberíamos estar todos vacunados y no es así”, reclamó la joven que aclaró que la inoculación es gratis y voluntaria. Este último punto llama la atención en las autoridades, porque muchos australianos rechazan su turno.
“En todo el país, la gente cancela sus citas o pregunta si debería recibir su segunda dosis”, dijo a la BBC Karen Price, presidenta del Royal Australian College of General Practitioners (organismo profesional para médicos generales en Australia). “Definitivamente ha puesto una gran barrera al lanzamiento de la vacuna”, aseguró.
Valentina expresó que esto genera malestar en la sociedad, hace crecer la incertidumbre y la desmotivación es mucha, pero que la gente no sale a protestar debido a la idiosincrasia del país. “Acá la gente por lo general no se queja, pero los medios sí le están pegando a Morrison por la falta de vacuna”, señaló.
Tras nueve meses viviendo «una nueva normalidad» y con la seguridad de haber controlado el coronavirus rápidamente, hoy Australia sucumbe ante la variante Delta.