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Roma amaneció bajo nieve después de seis años


Después de seis años, la capital italiana amaneció este lunes cubierta por una gruesa capa de nieve que cayó sobre casi toda la península por la llegada del Burián, un viento frío que sopla desde la Siberia rusa, por lo que no hay clases en suelo romano y ocurren fuertes demoras en el transporte metropolitano.

Con todas las escuelas cerradas por una orden que la municipalidad local emitió a última hora del domingo, los romanos iniciaron los dos días con temperaturas previstas de hasta 8 grados bajo cero con una capa de hasta cuatro centímetros de nieve en toda la ciudad eterna.

También el Coliseo, el anfiteatro construido en el siglo I d. C. y ubicado en el centro de Roma, fue cerrado por razones de seguridad.

Apenas pasadas las 07.00 (03.00, en Argentina), Télam recorrió la Plaza San Pedro, que estaba prácticamente vacía mientras los pocos turistas y los trabajadores del Vaticano aprovechaban el paisaje poco usual para sacar las tradicionales selfies frente a la Basílica.

«Invitamos a los ciudadanos a limitar sus propios movimientos a los estrictamente necesario», pidió la directora de Ambiente del gobierno comunal, Pinuccia Montanari, a través de las redes sociales.

En los alrededores, las cafeterías de la zona trataban de sacar la nieve que se había acumulado desde que a las 2 de la mañana la entrada de Burián a la zona habiá hecho descender 10 grados la temperatura e iniciar la nevada, según explicó en la Rai el fundador del sitio meteo.it, Antonio Sanò.

Con mucha menos gente de lo habitual en las calles, el departamento de protección civil había iniciado a última hora del domingo un operativo para llevar a refugios a los centenares de sin techo que duermen en las calles romanas

Antes de la nevada, incluso la comunidad católica San Egidio había abierto las puertas de la basílica de Santa María en el barrio de Trastevere para acoger sin techo hasta que pase la ola de frío que el martes llevará el termómetro a casi 10 grados bajo cero.

En el resto del país, el norte fue el más castigado por la tormenta, con vientos de hasta 130 kilómetros por hora y nevadas previstas de hasta 20 centímetros en la parte alta de los Apeninos.