La revista cultural Barullo sigue haciendo ruido en la ciudad. Horacio Vargas, director de la misma, adelantó en Con La Gente Radio la presentación de la cuarta edición. El periodista y escritor rosarino habló de lo que significa el producto para la cultura rosarina y de mantener vivo el espíritu del papel.
Vargas manifestó la importancia de mantener vivo el formato papel en un contexto donde todo está digitalizado: “Es una revista para leer, para tomarse el tiempo. Esto no es un portal, no es una web donde uno lee rápidamente y pasa de largo; esto es otra cosa. Es una revista que se puede tocar, disfrutar, coleccionar…”
Asimismo, destacó como base de esta propuesta la idea de narrar la ciudad desde otro lugar: “El proyecto surgió con la intención de que tuviéramos una publicación que relate Rosario. Esa es la consigna más clara. Describir la ciudad con buenos textos, ilustraciones, imágenes; sin caer en lo obvio, en las figuras repetidas porque la historia de Rosario ya está escrita”.
En la presentación llevada a cabo en la Biblioteca Argentina el jueves 17 de octubre, además de Vargas, estuvieron presentes Perico Pérez (otro de sus directores), el escritor Marcelo Scalona y la periodista Evelyn Arach. Además, se sumaron a este evento el músico Adrián Abonizio, quien ofreció un set de “canciones instantáneas”, y la actriz Andrea Fiorino, quien se encargó de la lectura de algunos textos incluidos en el último número.
“Somos como una pequeña y formidable pyme cultural, donde fomentamos trabajo, algo fundamental en los tiempos que corren. Tenemos un equipo colaborador que va rotando número tras número”, destacó el escritor respecto a quienes integran la revista y la metodología de trabajo. “La revista es bimensual por ahora, ojalá el año que viene la podamos sacar mensualmente, que ya sería otra mecánica, otro trabajo”, agregó.
La nota de tapa del número 4 de la revista que dirigen Vargas, Pérez y Sebastián Riestra es la historia de Liliana Dip, la primera mujer egresada en democracia de una escuela técnica de Rosario. También sobresalen las entrevistas exclusivas a Chiqui González, ministra de Innovación y Cultura de Santa Fe, a pocos meses de finalizar sus 12 años de gestión cultural, y a la notable periodista y escritora porteña María Moreno.
El número de octubre de Barullo incluye también textos narrativos de Fernanda Blasco, Pablo Bilsky y Juan Aguzzi , columnas de opinión de Miguel Roig, María Paula Alzugaray y Juan José Giani, y un ensayo fotográfico de Alejandro Lamas.
“Tenemos algunas secciones fijas. Por ejemplo, el caso de Mauro Aguilar con la de gastronomía, donde ha contado en otros números la historia del “Carlito” (sin la s), la historia del bodegón de Rioja y Laprida, y en el próximo número va a escribir la historia de los mejores sándwiches hechos en Rosario, empleando una veta humorística. No se trata de un chivo para que el lector lo entienda, sino más bien del género propio de la crónica.”
Por otra parte, resaltó la nota sobre las bibliotecas populares escrita por Pablo Bilsky y la considera como una de las más importantes de la revista: “Realiza un recorrido por las bibliotecas populares de distintas zonas, con cuatro historias que tienen como nexo en común la gente que hay detrás de esas bibliotecas y la calidad humana que puede sostener esos proyectos en medio de la crisis, el despilfarro o la ignorancia”.
Si bien la idea principal de la revista es reivindicar el formato papel, no obstante no excluye el formato digital. Algunos textos estarán disponibles en la web con la idea de suprimir fronteras y llegar a otros públicos: “En cualquier momento estaremos anunciando esta plataforma digital que va a servir para que muchos rosarinos que están en el exterior estén un poco más cerca leyendo las notas sobre la ciudad”.
Para concluir, señaló: “La audiencia es un tanto generacional, uno escribe para esa gente, aunque apuntamos también a buscar nuevas olas de lectores para contarles de que estamos hablando cuando hablamos de Rosario”. De esto se trata “Barullo”. Una revista que surgió para hacer ruido y apunta a ser clave en la construcción histórica del patrimonio cultural rosarino.