La estatua fue removida por decisión del municipio encabezado por el intendente kirchnerista Pablo Grasso. Críticas de la oposición
En el centro de la ciudad de Río Gallegos, sobre el cruce de las avenidas Néstor Kirchner y San Martín, se levantaba un monumento al ex presidente Julio Argentino Roca. Desde esta semana, su destino es incierto. Un grupo de trabajadores municipales lo arrancaron del sitio desde la base y lo trasladaron en un camión en un remolque.
Según se indicó desde la comuna que encabeza el intendente Pablo Grasso, alineado con el Frente de Todos, la remoción tiene que ver con una obra pública para ensanchar los carriles de las avenidas, colocar un nuevo cantero y facilitar la circulación del tránsito. No se descarta que la estatua sea emplazada en un nuevo lugar.
“Estamos analizando con la comisión de Patrimonio, hay que ver si se puede modificar y a donde se llevaría el caso de ser positivo”, apuntó Lucas Otín, secretario de Obras públicas y Urbanismo del municipio de Río Gallegos en una entrevista con una radio local en noviembre.
La estatua de bronce que homenajea al general Roca disparó la controversia en la Patagonia. Desde hace años, sectores académicos revisionistas y políticos -entre ellos el kirchnerismo- cuestionan la figura del ex presidente por ser el símbolo y artífice de la “Conquista del Desierto”, a partir de la cual el Ejército incorporó a fines del siglo XIX nuevos territorios para el Estado argentino moderno y extendió la soberanía nacional a la provincia de La Pampa y la Patagonia.
Aquella intervención militar avanzó también sobre las posesiones y dominios donde estaban asentados los pueblos originarios, como los pampas, ranqueles, mapuches y tehuelches, comunidades que hoy son reconocidas en sus derechos preexistentes por la Constitución desde la reforma de 1994.
En Río Gallegos, el retiro del monumento al general Roca volvió a atizar el debate y diferencias sobre su figura en la historiografía argentina. En esa línea, el ex ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro cuestionó con dureza la decisión, a la que calificó de un “gesto autoritario” y una “maniobra que encierra el gen de uno de los males más serios que padecemos”.