Tras una semana de trabajo, un equipo arqueológico concluyó el rescate de los restos óseos encontrados por una cuadrilla municipal que excavaba en el Salón Parroquial del pueblo jujeño de Tilcara para una instalación cloacal.
La titular del equipo arqueológico, la doctora Verónica Seldes, destacó que «fue un rescate muy particular, porque además de su ubicación en la Casa Pastoral, fue muy complejo».
«Aparecieron dos cuerpos en posición extendida, uno con una cruz chiquita cerca del cuello, pero sin la cadenita que debió ser de material orgánico, y otro con una cruz muy grande. Son dos niños con huesos sin fusionar, por lo que sabemos que no llegaron a la edad adulta», precisó.
Explicó al diario El Tribuno, que «ya desde el comienzo, llegar y que hayan chayado alcohol sobre los restos fue algo difícil. Si el caso hubiera sido, lo que hasta ese momento no se sabía, un caso legal, un homicidio reciente o algo así, se hubiera alterado la evidencia. Nosotros venimos haciendo rescates hace más de veinte años, y siempre se hizo todo con muchísimo respeto, chayando pero alrededor. Pero, pese a eso, la situación salió adelante».
Agregó que «según los nuevos protocolos, estaba presente la secretaria de la Fiscalía. Antes, cuando se veía que eran restos arqueológicos, directamente intervenía la Secretaría de Cultura.
Nosotros, tres días antes, terminamos un rescate en Huacalera en el que no podemos decir que era arqueológico».
«En ese caso no había nada de material asociado, salvo unos pedacitos de cuero junto a los pies, y el cuerpo en posición extendida, lo que indica que es posterior a la conquista española.
Al no poder definirlo, el de Huacalera quedó en manos de la Fiscalía», agregó.
En el Salón Parroquial, remarcó que «intervenimos media hora después que nos llamaron, el viernes al mediodía. Tuvimos que esperar a que sacaran fotos de Criminalística, y nos llevó un par de días porque era un contexto difícil. Era una zanja pensada en la instalación de cloacas, que tuvimos que ampliar para poder trabajar. La arqueología tradicional no hubiera trabajado como lo hicimos, no tomamos medida de todo sino que fotografiamos porque había que hacerlo de una forma más expeditiva».
Seldes precisó que «aparecieron dos cuerpos en posición extendida, uno con una cruz chiquita cerca del cuello, pero sin la cadenita que debió ser de material orgánico, y otro con una cruz muy grande. Son dos niños con huesos sin fusionar, por lo que sabemos que no llegaron a la edad adulta».
En lo que hace a los cajones, dijo que «pudo haberse perdido porque se va desintegrando. Y hay otro conjunto de huesos, muy entreverado. La primera impresión es que lo trajeron de otro lado, no es algo común. Hay entierros múltiples, pero acá están muy mezclados, calculamos por los cráneos que podrían llegar a ser nueve personas. Tenemos que analizarlos en laboratorio, pareciera que tenían los cráneos deformados, pero tampoco apareció material arqueológico, salvo algunos pedacitos de cerámica».
No hay ofrendas
«Por lo general, a los difuntos los enterraban con ofrendas, pero no las hay. Se dice que era la antigua iglesia, que ahí enterraban a los difuntos, y de hecho se hicieron otros rescates.
Ahora queremos hacer una investigación histórica, buscar en los archivos, y hemos charlado con la idea de poder armar un centro de interpretación para que se pueda contar la historia del lugar», agregó.
Los restos, «estaban a sesenta centímetros de profundidad los primeros, y los últimos como a ochenta, y analizando los perfiles no hay evidencia de que haya sido tapado por alguna bajada del río. Sería interesante hacer un fechado para datar la antigüedad, y surgen muchas preguntas, como por ejemplo si es de ese primer tiempo de convivencia como lo que se encontró en La Falda, y en el laboratorio podemos saber sobre dieta, costumbres, indicadores de violencia, causas de muerte, qué enfermedades tenían».
«Creo que en todos los casos vale la pena recuperar la mayor cantidad de información y hacer los análisis. No vamos a meternos a excavar todo el patio, pero cuando aparece información hay que sacarle el mayor jugo posible. Una vez que la Fiscalía se desentiende porque no es actual, pasa a ser de incumbencia de la Secretaría de Cultura de la Provincia, y quisiéramos seguir analizando el material», concluyó la doctora Seldes sobre el trabajo arqueológico realizado en Tilcara.
Antes del trabajo arqueológico, el padre Aldo Oña ofició una misa para las almas tilcareñas que ya conocían la cruz pero también para las de aquellas cuyos huesos descansaron largos siglos allí.
En su homilía ante el cuerpo presente de aquellos difuntos lejanos en el tiempo, el padre Miguel Squicciarini dijo que «capaz que cuando nos toque partir nos reencontremos con ellos, y puedan decirnos: éramos nosotros».
Las cajas de cartón que contenían los restos, que previamente fueron chayados, recibieron la bendición cristiana.