Con similares reclamos de justicia, el viceprimer ministro de Israel, Gideon Sa'ar, y la embajadora en Argentina, Galit Ronen, apuntaron a la responsabilidad de Irán y de la milicia libanesa Hezbollah
La ceremonia por el 30° aniversario del atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires reunió este jueves a funcionarios argentinos e israelíes en un renovado reclamo de justicia y «condena a los culpables», durante un acto en el que el Gobierno también pidió al Poder Judicial que revierta el «nulo avance» de la investigación iniciada tres décadas atrás, en manos de la Corte Suprema.
«Nuestro Gobierno nacional, el Estado argentino, está comprometido con el deber de trabajar para lograr una justicia, que aunque sea lenta, deba llegar necesariamente a la verdad», expresó el ministro de Justicia, Martín Soria, al hablar en representación del Gobierno en el acto central por el atentado que dejó 22 muertos y cientos de heridos.
Si bien subrayó que «es la Justicia la que debe investigar y encontrar a los culpables de este atentado y del de la AMIA», Soria insistió con que «es el poder político del Estado el que tiene que garantizar todo el apoyo posible para encontrar y castigar a los responsables».
Consideró que ambos ataques muestran «dos caras de una misma moneda» porque -dijo- «en ambos casos lamentablemente el denominador común es el nulo avance de las causas judiciales».
«Después de 30 años no hay palabras, no hay discursos, no hay promesas que alcancen. Ya nada alcanza, nada es suficiente cuando no hay justicia. Se requieren hechos, acciones, no palabras», planteó Soria.
Con similares reclamos de justicia, el viceprimer ministro de Israel, Gideon Sa’ar, y la embajadora en Argentina, Galit Ronen, apuntaron a la responsabilidad de Irán y de la milicia libanesa Hezbollah, tanto en el atentado terrorista a la embajada como al ataque a la mutual judía AMIA dos años después, en 1994.
«Israel y Argentina comparten el peso del dolor; existe la obligación moral de ir tras quienes cometieron este delito; exigimos que sean llevados a juicio por sus crímenes contra la humanidad; este atentado no estuvo sólo dirigido a Israel, sino también a la Argentina y a la humanidad misma», reflexionó Sa’ar.
Denunció también que resulta «peligroso» el avance hacia un acuerdo nuclear «entre las grandes potencias e Irán» porque -dijo- ese país sólo busca «librarse de sanciones» y alertó que el «flujo de dinero» hacia Teherán «consolidará el terror en el mundo».
Con todo, destacó que Argentina haya sido «el primer país» de la región que desarrolló un Registro de Terroristas, en el que incluyó a la milicia libanesa Hezbollah, y la ley sancionada años atrás que promueve que los atentados sean estudiados en las aulas secundarias.
Soria, en nombre del Gobierno, reafirmó que «la Argentina rechaza enfáticamente el terrorismo internacional» y, por esa razón, aseguró que el país seguirá «trabajando activamente a nivel nacional e internacional para prevenirlo y evitarlo, pero también para perseguirlo y castigarlo».
Recordó incluso que «por orden del Presidente» se reactivó el funcionamiento de la unidad especial de colaboración para la investigación del atentado a la sede de la AMIA, «desmantelada en el 2018» durante la gestión de Cambiemos.
Bajo una fuerte custodia policial, en el barrio porteño de Retiro, el acto se inició a las 14.47, la hora en la que fue perpetrado el atentado tres décadas atrás, en la plaza seca de la calle Arroyo al 900, donde funcionó la delegación diplomática.
Luego de un minuto de silencio y el sonido de sirenas, mientras un helicóptero sobrevolaba la zona, se entonaron los himnos nacionales de Argentina e Israel y fueron leídos los nombres de las víctimas, mientras el público respondió «presente» a cada mención.
Desde el escenario participaron, además de Soria y los funcionarios israelíes, el canciller Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Eduardo de Pedro; su par de Defensa, Jorge Taiana, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
La ceremonia contó también con el desgarrador relato de una familiar de una víctima del ataque, un hombre que se desempeñaba como custodio de la sede diplomática y que quedó sepultado bajo los escombros.
«Su nombre es Hezbollah y su apellido es Irán», expresó la embajadora Galit Ronen sobre los responsables del atentado y definió la falta de avances en la investigación como «30 años de vacío».
Poco después de concluido el acto, el presidente Alberto Fernández ratificó su «compromiso contra la impunidad» y aseguró: «Seguimos reclamando justicia y buscando a los responsables de este hecho atroz».
El jefe de Estado recibió el miércoles a las autoridades del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), ante quienes ratificó su compromiso contra la impunidad y mañana recibirá al viceprimer ministro israelí Sa’ar.
A 30 años del atentado terrorista que destruyó la sede diplomática, la investigación sigue abierta en la justicia argentina, sin que se haya logrado detener a sospechoso alguno, pese a dos órdenes de captura internacional todavía vigentes.
La Corte Suprema de Justicia tiene a cargo la pesquisa por ser de su competencia originaria, ya que se trató de un ataque a una sede diplomática extranjera y dio ya por probado cómo ocurrieron los hechos y la responsabilidad del movimiento fundamentalista islámico Hezbollah.
De la ceremonia en la plaza seca participaron funcionarios nacionales y provinciales, diplomáticos, miembros del Poder Judicial, gobernadores, legisladores e intendentes.
El diputado nacional Eduardo Valdés, en diálogo con Télam, consideró que da «vergüenza decir que la Corte Suprema, que es quien tiene la investigación desde el comienzo, todavía no haya resuelto el caso».