El hallazgo fue realizado por el equipo de Rewilding Argentina, que monitorea diariamente a las nutrias en recintos naturales diseñados para facilitar su adaptación
El regreso de la nutria gigante a los Esteros del Iberá dio un nuevo paso con el nacimiento de tres crías en libertad, marcando un hito para la conservación en Argentina. Extinta en el país desde mediados del siglo XX, esta especie encuentra ahora una segunda oportunidad en uno de los humedales más extensos del continente.
El hallazgo fue realizado por el equipo de Rewilding Argentina, que monitorea diariamente a las nutrias en recintos naturales diseñados para facilitar su adaptación. Las crías fueron halladas en una madriguera, saludables y bajo el cuidado de sus padres, Tama y Anori, que ya habían tenido una camada previa.
Estos nacimientos fortalecen el proyecto de reintroducción iniciado por la Fundación, cuyo objetivo es devolver a la nutria gigante a su rol como depredador tope en los sistemas acuáticos. La especie, conocida por su comportamiento social y su importancia ecológica, simboliza una nueva era para la fauna del país.

El valor ecológico del depredador perdido
La nutria gigante, o lobo gargantilla, es una pieza clave en los ecosistemas de agua dulce. Su presencia regula las poblaciones de peces, contribuye al equilibrio trófico y señala un ambiente saludable. Su desaparición en Argentina fue causada por la caza intensiva por su piel y la degradación de los humedales, actualmente en proceso de restauración.
La reintroducción de esta especie no solo busca revertir una extinción local, sino también restaurar dinámicas ecológicas perdidas. A diferencia de especies invasoras o domésticas, los depredadores nativos como la nutria tienen un rol funcional que estructura el ecosistema.
El proyecto en Iberá incluye la construcción de recintos naturales, la adaptación progresiva de los individuos, y su posterior liberación. Estos nacimientos son una señal de que los animales están recuperando sus instintos, formando grupos familiares y consolidando una población estable.
Un modelo para otras especies en riesgo
La experiencia del Iberá se convirtió en un ejemplo de restauración activa en Sudamérica. Mediante la reintroducción de especies nativas, como el oso hormiguero, el yaguareté y ahora la nutria gigante, se busca revertir décadas de pérdida de biodiversidad provocadas por la intervención humana.
Además del beneficio ecológico, el regreso de estos animales impulsa el ecoturismo y la educación ambiental, generando un vínculo positivo entre comunidades locales y naturaleza. En un contexto global de crisis climática y pérdida acelerada de especies, iniciativas como esta demuestran que la regeneración es posible.
Con cada nueva cría, no solo se renueva la esperanza de recuperar una especie extinta, sino que también se construye un futuro más diverso, equilibrado y resiliente para los ecosistemas argentinos.

Las causas detrás de la extinción de la nutria gigante en Argentina
La desaparición de la nutria gigante en los ecosistemas argentinos no fue un hecho aislado, sino el resultado de múltiples presiones humanas que se intensificaron durante el siglo XX. Una de las principales causas fue la caza indiscriminada, especialmente por el alto valor de su piel en el mercado internacional. Su pelaje denso y brillante convirtió al animal en un blanco frecuente para los comerciantes de fauna silvestre.
A esto se sumó la pérdida y degradación de hábitat, provocada por la expansión de actividades productivas como la ganadería intensiva, la agricultura y la construcción de represas. Estos desarrollos alteraron drásticamente los humedales, ríos y lagunas donde la especie solía prosperar, fragmentando su entorno natural y reduciendo sus fuentes de alimento.
La contaminación del agua y la competencia con especies invasoras terminaron de debilitar sus poblaciones, impidiendo su reproducción y dificultando la crianza de crías en libertad. Sin planes de conservación en marcha en ese momento, la nutria gigante desapareció silenciosamente de los ríos argentinos, dejando un vacío ecológico que apenas ahora comienza a repararse con esfuerzos de restauración activa.
