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Opinión

Reivindicar el salario para impulsar el mercado interno


Por Alberto Botto - Secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza Rosario

Por Alberto Botto – Secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza Rosario

En el contexto mundial afectado por la pandemia, quienes más han sufrido las consecuencias han sido los trabajadores, entendiéndose por tales no sólo los activos, sino los jubilados y los desempleados, es decir aquellas personas que deseando trabajar y haciendo búsqueda de empleo, no logran obtenerlo. Tampoco pueden quedar afuera del concepto de trabajador los profesionales, especialmente los jóvenes que se inician, los pequeños comerciantes y empresarios que con esfuerzo tratan de mantener sus estructuras.

Un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo sostiene que “nuevas estimaciones anuales ponen de manifiesto que los mercados de trabajo de todo el mundo se vieron afectados adversamente en 2020 de una forma que no tiene precedentes a nivel histórico. En 2020 se perdió el 8,8 por ciento de las horas de trabajo a nivel mundial con respecto al cuarto trimestre de 2019; equivale a 255 millones de empleos a tiempo completo. La pérdida de horas de trabajo fue particularmente elevada en América Latina y el Caribe, Europa meridional y Asia meridional. La pérdida de horas de trabajo en 2020 fue aproximadamente cuatro veces mayor que la registrada durante la crisis financiera mundial de 2009”.

Pero a este informe, de alguna manera dramático para el mundo del trabajo, se debe añadir la oscura realidad que afecta a millones de trabajadores, millones de familias, que además del efecto pandémico han debido y deben soportar realidades económicas en crisis. Son los millones de seres humanos de países emergentes que desde hace tiempo aguardan una justa reivindicación de sus derechos conculcados. Conculcados no ya por la Covid 19, sino por otro virus letal para la vida digna: la ausencia de políticas de Estado que tengan como eje, como centralidad, la recuperación del salario a escalas dignas y la conformación de condiciones laborales acordes con el merecimiento humano; la recuperación del empleo genuino y no aquellos empleos eventuales, endebles, mal pagos, que se usan no más que para disimular el escandaloso nivel de desocupación.

La situación de los jubilados, en muchos países del mundo, está por debajo de la línea de lo que debe considerarse justo y necesario para la vida. Muchos de aquellos que han trabajado toda una vida hoy apenas si sobreviven.

Lamentablemente, las previsiones para este año no son favorables. El mismo informe de la OIT indica que “la economía mundial afronta aún un elevado grado de incertidumbre y existe el riesgo de que esa recuperación se produzca de forma dispar. Las previsiones más recientes siguen poniendo de manifiesto un déficit de empleo para 2021. Sobre la base de las previsiones económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para octubre de 2020, entre otras fuentes, cabe definir un caso hipotético de referencia que sigue previendo una pérdida de horas de trabajo del 3,0 por ciento en 2021 con respecto al cuarto trimestre de 2019, equivalente a 90 millones de empleos a tiempo completo (ETC). Con arreglo al caso hipotético más desfavorable, se prevé que la pérdida de horas de trabajo en 2021 siga siendo del 4,6 por ciento, equivalente a 130 millones de empleos ETC, con respecto al cuarto trimestre de 2019”.

Por supuesto, cuando se habla de recuperación “dispar”, deben entenderse que la recuperación se dará en los países desarrollados, en el llamado Primer Mundo, y que los trabajadores de los países emergentes correrán el riesgo de seguir en medio de una angustiante crisis. Esta es una posible realidad sobre la que los gobiernos deben meditar y actuar. Sin empleo, sin salarios dignos, no hay consumo, ni movimiento sostenido y aceptable del mercado interno y por tanto no hay economía próspera. En este sentido, se debe volver rápidamente a las políticas de ingreso y sociales que tiendan a aumentar el ingreso real de los asalariados. Sin ello, la crisis no podrá ser superada.