Con más de 40 años en carrera, Daniel vive la profesión como el primer día. En charla con CLG contó cómo fueron sus comienzos, su mirada actual y no se guardó nada para los futuros doctores
La ciudad colombiana Cartagena de Indias recibió este 2024 al Congreso Mundial de Hipertensión Arterial (ISH 202). Más de 7 mil kilómetros separan a el Monumento a la Bandera de la localidad cafetera. Sin embargo, Rosario dijo presente gracias al reconocimiento por la trayectoria del médico cardiólogo Daniel Piskorz, rosarino y egresado de la Universidad Nacional de Rosario.
Daniel ingresó en 1977 a la Universidad Nacional de Rosario. Fue parte de la primera camada de jóvenes que buscaba estudiar en la casa de estudios estatal y que bajo la gestión del gobierno de facto de Jorge Videla debió rendir examen de ingreso. De casi 2.000 estudiantes, Piskorz logró ser uno de los 300 más destacados y así comenzar su carrera universitaria. Y nunca titubeó en su trayecto. Así fue como en 1982, título en mano, comenzó su carrera, que, según cuenta, nunca pensó llegar a este presente: “Nunca imaginé tener un reconocimiento así”.
“Argentina, entre tantos países con investigación e inversión en academia, es un país muy poco reconocido. Entonces que se mire el trabajo de uno, con todas las limitaciones que tenemos, realmente es muy reconfortante y emocionante”, dijo Piskorz en diálogo con CLG.
Daniel Piskorz es médico cardiólogo, director de Investigaciones Cardiovasculares del Sanatorio Británico y presidente Sociedad Argentina Hipertensión Arterial y de la Federación Argentina Cardiología. En 2024 viajó a Colombia para ser reconocido con el premio al Miembro Distinguido de la International Society Hypertension.
La historia de Argentina no olvida a los importantes investigadores que se desarrollaron en el país, pero muchos de ellos tuvieron que emigrar en busca de apoyo para desarrollar sus investigaciones. Estados Unidos y Europa abrieron sus brazos. En este contexto, el premio que recibió el rosarino se empodera por sí solo. “Espero que sea estimulante para jóvenes que están empezando en la profesión o en la especialidad y que están expectantes de investigar”, señaló el médico cardiólogo.
La carrera de Piskorz no parece estar ligada al azar. O sí. En 1990, Daniel ganó una beca por concurso para estudiar en la universidad de Cambridge, en Reino Unido. Un posgrado en la prevención cardiovascular lo esperaba del otro lado del Atlántico y al retornar a Rosario no tardó en comentar un estudio de investigación epidemiológica local. Para ese entonces era parte del cuerpo médico del reciente Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, inaugurado un año antes en el cuadrante de Sarmiento, Rueda, Mitre y Virasoro.
Piskorz recordó que ese proyecto contó con el apoyo de la Municipalidad de Rosario, con Héctor Cavallero como intendente, pero con la destacada participación de Hermes Binner, por entonces secretario de Salud local. “Le llevé el proyecto de un relevamiento epidemiológico de factores de riesgos, que fue denominado Faros, y tuvo mucho impacto tanto a nivel nacional como internacional”, recordó el profesional.
El trabajo consistía en un relevamiento sobre hipertensión, colesterol, sobrepeso, obesidad y tabaquismo. Así Rosario tenía los primeros informes sobre estas problemáticas y la Salud Pública podía abordarlos con datos empíricos. Tal fue la repercusión que Daniel fue convocado por Aníbal Damonte de Elía y Miguel Arnolt para empezar a participar de la Asociación Hipertensión Arterial de Rosario, la cual años más tarde terminó presidiendo entre 1997 y 1998.
“A partir de ahí fue una bola de nieve”, rememoró con cierto regocijo Daniel. “Fui creciendo cada vez más en esta temática y hoy se corona con este reconocimiento”, esbozó.
Cuatro décadas
“Si uno mira para atrás, realmente fue un trabajo de mucho esfuerzo, mucha dedicación”, señaló Piskorz. Los médicos se preparan para la actividad asistencial: atender pacientes, analizar casos, plantear tratamientos, ir más allá, las alegrías de las curas y las tristezas de las malas noticias. No obstante, Daniel tenía en claro que quería volcar parte de su labor a la investigación clínica y la actividad académica. “Aunque sea cero rentable”, apuntó.
La filosofía de vida a la que apostó Piskorz encontraba en la investigación la satisfacción y la motivación necesaria para no abandonar el trabajo de laboratorio. “Para mí es lo mismo que salvarle o mejorarle la vida a alguien”.
El especialista reconoció que la profesión médica “pauperizada” debido al retraso en los honorarios lo que “implica tiempo y pérdida de objetivos hacia lo que significa la investigación clínica”.
En este sentido aclaró: “El médico argentino es un médico que tiene un tremendo potencial, porque si vos te ponés a fijar todo lo que han desarrollado médicos argentinos en la historia como Favaloro o Carlos Palma. Argentina es un país con una potencia extraordinaria porque la universidad argentina sigue siendo muy buena”. Cabe destacar a los dos premios Nobel en medicina que tiene el país: Bernardo Houssay, por su descubrimiento del papel que desempeña la hormona del lóbulo pituitario anterior en el metabolismo del azúcar, y César Milstein, por teorías relativas a la especificidad en el desarrollo y control del sistema inmunológico y el descubrimiento del principio para la producción de anticuerpos monoclonales.
Para Piskorz, la cuestión es “cómo se soporta y estimula la investigación y hoy se sabe muy bien que se está atentando diariamente contra el Conicet, por ejemplo. Entonces, el futuro no es nada bueno si seguimos en este camino”.
Los nuevos médicos
Con más de cuatro décadas de trabajo, el médico vio crecer varias generaciones de profesionales y para ellos siempre le dedica la misma frase: “Se tienen que plantear desde el inicio si se van a dedicar a ser asistencial o a la asistencia, docencia e investigación”.
“Ganar mucho dinero y ser millonario no necesariamente te hace feliz”, aseguró el cardiólogo y remató: “Que piensen muy bien qué clase de médico quieren ser porque si no se inicia bien, después el camino se hace muy difícil. Entonces, si uno sabe bien para qué quiere estar en la vida y en la profesión, seguramente va a sentir satisfacción. Hay que tener un momento de reflexión cuando se es joven, decidir hacia dónde quiere ir y después trabajar esforzadamente día a día para tratar de alcanzar sus metas personales”.