El acusado estudia Educación Física y desde el 2017 jugaba en el Club Atlético San Isidro, que tras su detención lo suspendió
El acusado estudia Educación Física y desde el 2017 jugaba en el Club Atlético San Isidro, que tras su detención lo suspendió
Máximo Thomsen (20) es uno de los rugbiers acusados que está más «complicado» por el crimen de Fernando Báez Sosa. Es que, según relataron los testigos en las ruedas de reconocimiento, sería quien le dio la patada fatal a la víctima cuando estaba inconsciente tirado en el piso, por lo tanto, sería considerado como uno de los coautores del homicidio.
Hasta antes que ocurriera el fatal desenlace el pasado 18 de enero en la ciudad balnearia de Villa Gesell, frente al boliche Le Brique, Thomsen estudiaba Educación Física en la ciudad de Zárate.
El joven practicó rugby a lo largo de toda su infancia. Durante sus primeros años, lo hizo en el Arsenal Zárate. Sin embargo, en el 2017 decidió probar suerte en el Club Atlético de San Isidro (CASI) en la división de Menores de 19 años donde jugó durante dos temporadas. Cuatro veces a la semana, recorría los 73 kilómetros que separan al club de su casa ubicada en el barrio Villa Fox de Zárate, para asistir a los entrenamientos y partidos.
Aunque eran muchas las horas de práctica compartidas, desde el equipo aseguran que el joven nunca se «integró». Según consignó Clarin, sus compañeros lo describen como alguien «bastante callado». Tras su detención, la Comisión Directiva decidió suspenderlo.
El acusado siempre vivió en la ciudad de Zárate junto a su familia. Debido a la situación judicial que atraviesa Máximo, su madre, Rosalía Zárate renunció al cargo de Secretaria de Obras Públicas en la ciudad de Zárate. La decisión fue aceptada inmediatamente por el ejecutivo municipal. Asimismo, en declaraciones con TN, el padre del joven manifestó «estar viviendo una pesadilla», y que su familia «está destruida». “No hicieron ningún plan para matarlo, eso es una locura”, aseguró a la prensa.