Todo el mes de agosto recorrieron los portales web, los canales de televisión y las redes sociales tristes imágenes de la selva amazónica ardiendo. El fuego arrasaba el Amazonas, en Brasil, Paraguay y Bolivia. En algunos casos, los incendios son provocados para utilizar el suelo para la ganadería y la siembra de soja. Por esto, el presidente brasileño Jair Bolsonaro estuvo bajo fuerte presión internacional para controlar estos incendios y evitar una catástrofe ambiental. Un mes después, dejó de circular la información de forma viral. ¿Qué pasó con el fuego?
En agosto se registraron 30.901 incendios forestales en el Amazonas, casi el triple de los que se anotaron en el mismo período en 2018. Sin embargo, Bolsonaro insistía en que se trató de una campaña de mentiras por parte de la prensa local e internacional, según reiteró durante su discurso ante la Asamblea de Naciones Unidas este martes. «No está siendo devastada, ni está siendo consumida por el fuego», declaró.
Un cuadro similar de incendios arrasadores se registró en Bolivia y Paraguay, donde también hay una gran parte de la selva amazónica. Organismos locales le pidieron al presidente de Bolivia, Evo Morales, que declarara la emergencia nacional debido a la quema de más de 1,7 millones de hectáreas, especialmente en la zona de Santa Cruz de la Sierra. Pero el mandatario se ha negado a hacerlo, bajo la explicación de que ya se había expedido un decreto similar a principios de este año.
En Paraguay, especialmente en el norte del país, se contaron al menos 600 focos de incendios, lo que llevó al gobierno del presidente Mario Abdo Martínez a declarar la emergencia nacional el pasado 9 de septiembre.
Pero ante la pregunta de si los incendios continúan, la respuesta es concisa: sí.