Por Emilia Ottogalli
La conciencia ambiental ha ido en aumento en el último tiempo. En cada vez más casas se clasifican los residuos. Generalmente, la iniciativa surge de algún joven que vive en el hogar y deriva en un sistema de separación familiar: el famoso efecto contagio. Sin embargo, cuando esto pasa, a muchas personas les surge la duda de a dónde van esos residuos reciclables que tanto costó separar y que se depositan en los tachos naranjas una vez que quedan ahí. Para saber cómo es este recorrido, CLG dialogó con Cecilia Álvarez, subsecretaria de Ambiente de la Municipalidad.
En primer lugar, la funcionaria detalló qué tipo de materiales pueden ir en los tachos naranjas: «Papel, cartón, telgopor, plástico, vidrio y metal». Además, aclaró: «Pedimos en la medida de lo posible que esté limpio y puede estar embolsado o no».
Una vez que el vecino dejó sus residuos reciclables en el contenedor, los mismos son retirados y llevados a tres puntos diferentes. «Se trata de tres emprendimientos sociales que son los que reciben todo este material. Ellos hacen una clasificación manual por tipo y luego lo venden, generalmente se vende a industrias que lo vuelven a insertar en el mercado«, especificó.
Para clarificar el proceso, ejemplificó: «En Rosario hay una empresa que compra material de vidrio reciclado y lo vuelven a insertar en el proceso. Hacen botellas de vidrio para distintas marcas. Un kilo de vidrio se vuelve a transformar en un kilo de vidrio».
Parte fundamental de todo este camino es el estado del material reciclable, por eso, Álvarez hizo especial énfasis en la importancia de no arrojar residuo domiciliario mezclado en los tachos naranjas. «Los contenedores naranjas siempre van a estar al lado de uno verde, que es para residuo domiciliario mezclado, para alguien que no separa. Por eso cada vez que se va a tirar hay que mirar. Es lo que se pide y apelamos a que el vecino tenga una buena conducta», sostuvo.
A su vez, señaló: «Cada vez que tiramos una bolsita incorrecta en el naranja contamina y arruina el material que después llega a gente que lo tiene que separar. Si nosotros contaminamos ese material estamos afectando el trabajo de la persona que lo clasifica». «No significa que ese material ya no se pueda reciclar, pero requiere un proceso más complejo. Por eso se pide que no», comentó.
En ese sentido, aclaró que se está realizando un «cambio de rotulado en los contenedores» para evitar confusiones. «Estamos poniendo unos íconos más claros. Como para que sea lo más sencillo posible», manifestó.
Por último, la secretaria aseguró que hay un incremento en la cantidad de gente que clasifica: «Un tercio de los rosarinos, según evaluamos por el material que recolectamos, ya separa los reciclables en su hogar. Para nosotros es número muy alentador». Por esto, concluyó diciendo: «Toda la ciudad tiene o está cubierta con algún tipo de servicio para que el vecino pueda separar».
Otras opciones
Además de los contenedores naranjas en la vía pública hay otras maneras de recolectar los residuos reciclables. Uno son «los centros de recepción». «Son contenedores naranjas que están dentro de una institución, que puede un club o una escuela. Esta institución nos habilita a ser centro de recepción y ese contenedor está disponible para los vecinos», dijo. Y añadió: «Tenemos más de 800 distribuidos por toda la ciudad«.
Por otro lado, «hay 27 barrios que tienen un servicio diferencial para materiales reciclables». «Hay un día de la semana que el recolector pasa a buscar específicamente la bolsita de ese material», contó. El detalle de los barrios se puede ver haciendo clic aquí.
Más separación
Plástico, cartón, papel, telgopor, vidrio y metal son los materiales que se arrojan en los tachos naranjas. Pero, ¿qué hacemos con la basura electrónica o los residuos especiales?
«El último viernes y sábado de cada mes se hace una recepción de residuo informático», explicó. «En los centros municipales de distrito los viernes y los sábado en la oficina de dirección de residuos que es Montevideo 2852. Ahí se hace recepción», continuó.
Asimismo, están los «contenedores violetas en los centros municipales de distrito y en el Mercado del Patio». «Ahí la gente puede llevar las pilas de mercurio o las lámparas bajos consumo», aseveró. A lo que añadió: «Se puede llevar, también, aceite vegetal de cocina para depositarlo ahí y después la Municipalidad lo transforma en biodiesel que se usa en los colectivos. Y también pueden llevar ropa, textil que después lo donamos a distintas organizaciones».