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«Que Nación no gire los fondos a Antropología es otro golpe más»


Marta Riganti, hermana de Stella, secuestrada en la dictadura, le contó a CLG desde España todo su malestar por la situación que atraviesa el Equipo Argentino de Antropología Forense. "Me parece nefasto el accionar del gobierno. Quieren tapar y olvidar todo", expresó

Por Matías Gregorio

Son las 23 del 15 de mayo de 1976. Militares irrumpen en una casa de San Fernando, provincia de Buenos Aires. Secuestran a la enfermera Stella Maris Riganti, a su marido español Antonio Adolfo Díaz López -ambos militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores- y a una pajera amiga que estaba cenando con ellos.

«Fueron uno de los primeros en ser secuestrados porque recién comenzaba la dictadura», confesó Marta Riganti, hermana de Stella. Desde España, la mujer de 63 años que nunca dejó de buscar a su compañera de vida, le contó a CLG todo su malestar por la situación que atraviesa el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Marta llegó como una exiliada al país ibérico: «Estuve a punto de desaparecer, aguanté todo lo que pude por mis padres, terminé la carrera universitaria y me vine en marzo de 1979 con 23 años».

«Estamos en un momento triste porque no podemos luchar contra tanto»

«Hace muchos años estuve con los forenses para darles mi ADN y contarles las circunstancias no sólo de la desaparición de mi hermana, sino de todo lo que sabía de aquel entonces», narró Rigante, y explicó los detalles: «La furgoneta con la cual la habían secuestrado a mi hermana fue devuelta a su dueño en Campo de Mayo, en la puerta 12. Y Radio Colonia contó que hubo un intento de copamiento en dicha entrada por parte de guerrilleros en defensa de sus compañeros. Por esas, y otras razones, tengo la certeza de que están dentro de Campo de Mayo. Pero en aquel entonces los antropólogos forenses me explicaron que no los dejaban entrar. Y ahora me volví a decepcionar cuando me enteré que quieren poner un parque en ese lugar intentando tapar lo que pasó. Si bien se está luchando para que no ocurra, es otro elemento del gobierno que nos deja sin medios para descubrir los cadáveres. No les interesa para nada saber la verdad».

Para Marta, que el Estado no le gire los fondos al EAAF representa «otro golpe más». Y agregó: «Me parece nefasto el accionar del gobierno. Quieren tapar y olvidar todo. Nos queda solamente esa esperanza de alguna vez poder saber dónde están y enterrarlos. Pero no soy ingenua, y con estos gobiernos, que la política de derechos humanos la tienen tan en último lugar, cada vez está más alejada esa posibilidad».