Analistas políticos y consultores hacen una revisión respecto a cómo afectó al peronismo y a la política nacional la sorpresiva muerte de Néstor Kirchner en 2010
Los analistas políticos y consultores Enrique Zuleta Puceiro, Analía del Franco y Gustavo Córdoba hicieron hoy un análisis de cómo afectó al peronismo y a la política nacional la sorpresiva muerte de Néstor Kirchner en 2010, cuando corría el primer mandato de Cristina Kichner. .
El titular de la consultora y encuestadora OPSM, Enrique Zuleta Puceiro, analizó que «la muerte de Kirchner interrumpió un proceso político muy importante e interesantísimo, que fue la transversalidad, que se había iniciado en 2003 y siguió durante la primera parte de la presidencia de Cristina Kirchner».
Zuleta Puceiro sostuvo que «la transversalidad se caracterizaba por un esquema de poder con personalidades independientes de perfiles diferentes, de distintos partidos políticos, sobre todo con dirigentes del radicalismo, gente muy destacada y no toda peronista».
El esquema -según dijo- incluía a «(Alfonso) Prat Gay en el Banco Central, después Martín Redrado; (Roberto) Lavagna de ministro de Economía, que para los peronistas era radical y para los radicales era peronista; (Julio) Cobos, que terminó siendo Vicepresidente, y (Martín) Lousteau, que fue el primer ministro de Economía de Cristina».
«Eso enriqueció muchísimo la gobernabilidad del país, de hecho el kirchnerismo en ese momento no tenía relaciones fluidas con el peronismo. Eso le dio a los Kirchner mucha sustentabilidad y prestigio internacional», resaltó el consultor, pero advirtió que «esto se rompe con la muerte de Kirchner, y el kirchnerismo comienza a cerrarse sobre si mismo, con el ´Vamos por todo´ y es la oposición la que se une contra el kirchnerismo».
«La Cámpora toma un papel distinto en el gobierno de Cristina, una agrupación que casi no existía durante el gobierno de Néstor», expresó Zuleta Puceiro, y agregó: «Después se va hacia la grieta, que no existía en la época en la que Kirchner estaba vivo, desaparecen las fuerzas intermedias. Considero que la muerte de Kirchner cambió así la lógica interna de todo el sistema político argentino».
A su turno, la consultora Analía del Franco evaluó que al momento de la muerte de Kirchner «ya no había un doble comando» entre Néstor y Cristina, sino que cada uno tenía un rol distinto y «él siempre llevaba la parte del jefe político».
«Con la muerte de Néstor, ella empezó a cubrir los dos frentes», afirmó Del Franco. Sobre el estilo político del santacruceño, aseguró que «fue diferente» y «transgresor, captando a los jóvenes».
«Cristina lo cristalizó realmente, el tema con La Cámpora y fuera de La Cámpora también. Ella se convirtió en una mujer con mucha llegada. Ocupó el lugar que había dejado él», recalcó.
Además, señaló que al morir Kirchner, Carlos Zannini y Oscar Parrilli «probablemente tuvieron un lugar más notorio, pero las decisiones finalmente las tomaba ella».
«En ese momento (de la muerte) yo hacía mediciones para 2011 y a ella le daba muy bien. Néstor tenía que hacer un mayor esfuerzo. No es que se murió Néstor y subió. Tenía resto para volver a ganar. Obviamente al suceder una desgracia como la que le tocó pasar, eso acrecienta y la ayudó. Pero tiene que haber una base de afecto y empatía. Siguió entera después de la muerte de él», agregó.
Por su parte, el analista Gustavo Córdoba, director de la Zuban-Córdoba, aseguró que «la muerte de Néstor Kirchner afectó y sigue afectando al kirchnerismo».
«El contexto histórico, el contexto de los comodities, la devaluación, la salida del 2001, el tema de Derechos Humanos. La región atravesaba una situación excepcional desde el punto de vista político, había un giro hacia el progresismo. En ese contexto el liderazgo de Néstor Kirchner significó hacia afuera y adentro de la Argentina una verdadera explosión», analizó.
Córdoba sostuvo que el ex presidente «construyó mayorías a pesar de la grieta», y subrayó que «no se puede decir que Néstor Kirchner era solamente grieta, porque era grieta y consenso permanentemente».
«Su muerte alumbró la llegada a la superficie de una nueva camada dirigencial. Los que eran leales a Néstor tuvieron que ocupar un segundo plano, y los que eran leales a Cristina tuvieron un rol mucho más preponderante», consideró Córdoba.
A la vez, destacó que «Néstor era una figura absolutamente pragmática a la hora de tomar decisiones, con una gran lectura del contexto».
«Lograba encontrar los equilibrios para tomar decisiones. Claramente era un equilibrista del poder«, evaluó el consultor, y coincidió en que «los jóvenes se sintieron absolutamente representados en sus políticas».