Informes CLG

¿Derecho humano o mercancía?

“Que Aranguren entienda que los electrodependientes sin luz, se mueren”


Por Franco Albornoz

La mercantilización de los servicios básicos parece ser política de estado para el gobierno de Cambiemos. En otro sincericidio del oficialismo, el ex ministro de Energía Juan José Aranguren rechazó de plano la idea de que el servicio energético sea un derecho humano y lo consideró un bien escaso que “hay que pagar”. “Ninguna empresa está para hacer beneficencia”, insistió el ex CEO de Shell durante una entrevista televisiva en La Nación +, lo que generó la indignación de especialistas y, particularmente, de aquellos familiares de electrodependientes, a quienes la energía le permite llevar adelante una vida digna.

Uno de ellos es Fabián Fiori, padre de Adriano, un joven con parálisis cerebral que, como más de 500 personas en Santa Fe, necesita estar conectado a varios aparatos para poder sobrevivir. Botón gástrico, respirador y equipos que hacen el monitoreo de diversas funciones vitales dejarán de funcionar si la luz se corta. Lo que para la mayoría es una incomodidad, para estas personas es angustia y temor. Y es por eso que la frase de Aranguren generó indignación en la familia Fiori: “Es desesperante estar pendientes de la luz. Cuando hay algún corte me falta el aire, porque sabemos que la vida de mi hijo está en peligro. Que el ex ministro entienda que los electrodependientes sin luz, se mueren”, indicó Fiori en diálogo con CLG.

“Las palabras Aranguren no me asombran porque son coherentes con las políticas del gobierno con los mas vulnerables. Estas personas son las que más necesitan asistencia, a tal punto que si las desenchufas se mueren. Es increíble el cinismo hacia lo humano que tienen”, agregó.

El diagnóstico de su hijo, que ahora tiene 17 años, llegó por una mala praxis durante el parto, pero se agravó en los últimos tiempos. «El sufrió una grave falta de oxígeno al nacer que le trajo secuelas enormes, muy severas. Hoy pesa 28 kilos y medio. Lo veníamos llevando pero hace 4 años el cuadro cambió por una secuela pulmonar», señaló con enorme emoción Fabián.

La mayoría las familias que tienen a su cuidado personas con este tipo de patologías cuenta con un generador en el domicilio, aunque muchas veces es insuficiente dada la complejidad y las necesidades del paciente. “No siempre es suficiente y es peligroso de por sí. En Buenos Aires ya hubo algunos casos de madres que ante la desesperación de que se había cortado la luz, pusieron en marcha el generador y terminaron con quemaduras graves”. Y reflexionó: “De un momento a otro, en medio de un apagón, en lugar de haber un paciente en riesgo había dos”.

En la provincia, el proyecto que favorece a los pacientes electrodependientes fue convertido en ley en noviembre del año pasado, al obtener sanción definitiva en la Legislatura la iniciativa del senador departamental Miguel Ángel Cappiello, de adhesión a la normativa nacional 27.351.

A partir de esta norma, quienes dependan de la energía eléctrica por cuestiones de salud gozan de la gratuidad del servicio y las empresas distribuidoras les garantizan el suministro constante y los niveles de tensión adecuados para evitar riesgos de vida o de salud.

“Supervisamos junto a la provincia y a la Empresa Provincial de la Energía (EPE) la creación del protocolo de acción en caso de que haya un corte prolongado en espacios donde hay electrodependientes. Aunque aún falta mucho, desde la EPE y el gobierno de Santa Fe están poniendo toda la voluntad y comparando realidades de otras provincias nos damos cuenta que estamos un paso adelante», cerró.

La energía como derecho humano

Establecer una verdadera política social sobre el uso de la energía eléctrica no es generalizar el subsidio, sino equilibrar su gasto y costo en función de que llegue a las comunidades más vulnerables de forma gratuita.

A partir de la segunda revolución industrial, la energía eléctrica se ha constituido en un bien común, y es a través de ésta que se pueden conservar alimentos, medicinas, contar con ventilación, servicios de seguridad, telecomunicaciones, utensilios de higiene, entre otras cosas.

Por otro lado, el efecto en la fuerza de trabajo es mayor. La mayoría de los aparatos que se utilizan en la industria se abastecen de energía eléctrica. Todo ello gracias a que la energía eléctrica puede transformarse en otro tipo de energía, como calor o energía mecánica. Considerar a la energía eléctrica como un derecho humano, o bien, un derecho para el desarrollo del bienestar común, es porque a través de ésta las personas pueden tener una mejor calidad de vida, lo que da al ser humano igualdad y dignidad. Es por eso que los gobiernos se ven obligados a generar políticas públicas enfocadas a llevarla a un mayor alcance poblacional, aunque esto no quiere decir que sea accesible al 100 por ciento, pues a pesar de que en algunos países de Latinoamérica este servicio goza de subsidio, no en todos es la misma historia.

Para comprender el equilibrio entre la distribución de energía eléctrica se debe conocer cómo se consume. Es decir: hay comunidades que derrochan la energía eléctrica porque pueden pagar un consumo desmedido y eso causa un grave desequilibrio a nivel mundial.

Cuando las empresas transnacionales ubican sus plantas de transformación en países subdesarrollados, los gobiernos ofrecen a las multinacionales oportunidades de inversión con medidas ambientales menos severas que las que tendrían que cubrir en sus países matriz. Esto debilita, en consecuencia, una distribución de gasto eléctrico social y perjudica gravemente la conservación del medio ambiente.

 

*Todos los viernes de 18 a 20 en el Centro Cultural La Toma, familiares de electrodependientes se encuentran para debatir la problemática y propiciar un espacio de encuentro para la cooperación mutua.