Por Pablo Tallón
Un total de 14 pedidos de restitución de restos de integrantes de pueblos originarios se encuentran actualmente en trámite, entre los que se destaca el del cráneo del cacique Calfucurá que será entregado a principios de junio próximo.
La mayor parte de los restos reclamados por las distintas comunidades se encuentran en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, aunque también hay dos casos de pedidos realizados para recuperar varios cráneos y un esqueleto que están en manos del Museo del Hombre de París.
La Ley 25.517, de fines de 2001, establece que «los restos mortales de aborígenes, cualquiera fuera su característica étnica, que formen parte de museos y/o colecciones públicas o privadas, deberán ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de pertenencia que lo reclamen».
«Los restos mencionados en el artículo anterior y que no fueren reclamados por sus comunidades podrán seguir a disposición de las instituciones que los albergan, debiendo ser tratados con el respeto y la consideración que se brinda a todos los cadáveres humanos», señala el artículo 2 de la norma.
Según los datos recabados por Noticias Argentinas a través de un pedido de acceso a la información pública, el Programa Nacional de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas, que se desarrolla dentro del marco del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), posee 14 pedidos de restituciones que actualmente se encuentran en trámite.
El cacique Juan Calfucurá, líder de la Confederación Mapuche-Tehuelche, falleció el 3 de junio de 1873 y fue enterrado en los médanos de Chilihué, en la zona de las Salinas Grandes de La Pampa: su tumba fue profanada y su cráneo robado por el teniente coronel Nicolás Levalle y entregado como un regalo al fundador del Museo de La Plata, Francisco Pascasio Moreno, por parte de Estanislao Zeballos, uno de los impulsores de la denominada «Conquista del Desierto».
Tras los reclamos de cinco comunidades originarias, de Buenos Aires, La Pampa y Neuquén, se espera que el 3 de junio próximo, cuando se cumplan 146 años de la muerte del histórico cacique, el cráneo sea restituido por las autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y regrese al territorio pampeano, tal como acordaron los referentes comunitarios.
Aunque el caso de Calfucurá es uno de los que más atención concitar, en las salas de la casa de altos estudios platense hay más restos de miembros de distintos pueblos originarios: sólo algunos son objeto de reclamos. En ese sentido, una mujer nivacle, un pueblo que habita en las zonas de Salta, Chaco y Formosa aledañas al Río Pilcomayo, fue reclamada por el presidente del Pueblo Nivacle, Eulogio Corvalan, a la FCNyM, que el pasado viernes aprobó la restitución de los restos de la niña fallecida en Resistencia en 1887: será enterrada en la Comunidad de San José de Río Muerto.
Tres hombres wichí fueron solicitados por la referente de la Organización Kajianteya de Salta Octorina Zamora a la facultad platense, que también tiene pendientes el pedido realizado por la Comunidad Yagán de Bahía Mejillones», de Chile, para que sean restituidos los restos de Maish Kensis: el joven llegó prisionero al Museo de La Plata en 1886 junto con otros miembros de su comunidad y murió de tuberculosis, tras lo cual su cuerpo fue descarnado y exhibido en las vitrinas de la institución.
En tanto, el Consejo Amautas Indígenas del Tiwantisuyu de Argentina y la Comunidad Indígena Min´k Akuy Tawantisuyupaq reclaman la restitución de una momia de Tihuawanaku. El Inai también tiene registrado el pedido de la comunidad Qom Sol, del municipio de Las Toscas, en el norte de Santa Fe, por los restos del Cacique Polvadera, que también se encuentra en la FCNyM.
Otro de los reclamos busca la restitución de los restos de todos los Pilagá, un pueblo originario de Formosa, que se encuentran tanto en la UNLP como en el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti de la Universidad de Buenos Aires (UBA), ubicado en el barrio porteño de Monserrat: la presentación fue realizada por la Federación Pilagá.
El Museo del Hombre, ubicado en París, posee entre sus colecciones un esqueleto reclamado por las comunidades Lof Sacamata Liempichúm y Pu Fotum Mapu, ambas de Chubut, así como también varios cráneos catrieleros, que son solicitados por Atilio Galván, descendiente de Catriel y referente de la comunidad «Vicente Catrinao Pincén».
Por otra parte, varios restos sin identificar fueron reclamados al Museo Regional Desiderio Torres, en el municipio chubutense de Sarmiento, por la comunidad Oftrón Lafquen. Similares presentaciones se realizaron por restos de originarios selk´nam a la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), en Tandil; por un esqueleto hallado en la localidad chaqueña de Fortín Lavalle que se encuentra en manos de la Fiscalía de Investigaciones N°1 de Chaco; restos huarpes que se encuentran en el Museo Arqueológico Mariano Gambier, dependiente de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ); y varios restos guaraníes que se hallan en el Museo de Concepción, en Corrientes.
En lo que respecta a las restituciones ya concretadas en el marco de la Ley 25.517, según los datos brindados a NA, la FCNyM accedió a los pedidos y devolvió los restos de cuatro individuos a la comunidad selk nam Rafaela Ishton de Tierra del Fuego; igual cantidad fue entregada a la Comunidad del Pueblo Pampa Mapuche Lonko Lorenzo Cejas Pincén; así como también cuatro regresaron a manos de la Comunidad Peñi Mapu en representación del Parlamento Mapuche–Tehuelche de la Provincia de Buenos Aires, entre otros casos.
Otras instituciones que cumplieron con los pedidos de comunidades originarios fueron la Administración de Parques Nacionales (APN), cuando restituyó el cráneo de Cipriano Catriel y su poncho; y el Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, cuando regresó a la comunidad Tehuelche Yanquenao, de Chubut, los restos del denominado «Hombre del Cerro de Yanquenao», que había sido exhumado en 1979 durante investigaciones antropológicas.
A través del Programa Nacional de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas, el INAI acompaña todo el proceso de restitución: desde recibir las peticiones de las comunidades, colaborar en la búsqueda de acuerdos cuando haya disidencias entre los peticionantes y coordinar la formalización de la entrega por parte de la institución que posee los restos.
El objetivo es devolverlos a sus territorios y comunidades de origen, para que éstas puedan darles un tratamiento y sepultura de acuerdo a las costumbres culturales de cada pueblo.