Por Emilia Ottogalli
Un grupo de jóvenes estudiantes de Ingeniería Ambiental en la Universidad Católica Argentina (UCA) lleva adelante una iniciativa solidaria y ecológica para generar un impacto positivo en el barrio San Francisquito. Se trata de la creación de calefones solares que permitirán mejorar la calidad de vida de los usuarios a un bajo costo y de forma amigable con el ambiente.
CLG dialogó con Sofía Fideleff, una de las integrantes de este grupo, para conocer un poco más sobre el Proyecto Hogares que está en una etapa inicial ya que comenzó formalmente este año. Se trata de «unos 20 chicos, algunos siguen cursando y otros ya no».
En primer lugar, Sofía destacó el porqué de esta movida: «La idea era salir a la comunidad para poner en práctica las cosas que aprendimos y no encerrarnos dentro de la facultad». «Compartir conocimientos», así lo definió, teniendo en cuenta, claro, que esos conocimientos generarán un impacto positivo para los ciudadanos y el ambiente.
En un comienzo, estos jóvenes trabajaron en otro proyecto que derivó luego en los calefones. «Tenemos una profesora que tiene una iniciativa a la cual nos habíamos sumado en primera instancia para hacer aislación térmica para casas con botellas. La idea es que las casas que son de ladrillo hueco y no tienen otra aislación se pueda anexar esta pared que está hecha con botellas de plástico y un poco mejorar la eficiencia energética de los hogares», explicó.
Entonces, siguió: «A partir de ahí en una reunión nos dimos cuenta que el invierno que viene va a ser muy frío y que no todo el mundo tiene la capacidad económica para afrontar los costos de la energía y un poco vinculándonos con los profesores y una escuela de barrio San Francisquito se nos ocurrió la idea de hacer estos calefones solares». Los mismos «están hechos con materiales reciclados. Llevan latas de cerveza, botellas de plástico de 1.5 y 2.5 litros».
Se trata de recipientes que «tienen la capacidad de mantener el agua caliente hasta el día siguiente». «No es necesario calentar el agua con energía, se calienta con el sol», comentó Sofía. Para hacerlos necesitan «más de 150 de cada uno de los elementos».
«Las botellas se cortan, las latas también y se van uniendo. Eso va en el techo y tenés que hacer una conexión con la red de agua», detalló.
https://www.instagram.com/p/Byn5GiRjaZA/
«Nuestra idea es que la gente aprenda a hacer los calefones y los pueda hacer con sus vecinos. Yo creo que cualquier persona va a saber más de plomería que yo, pero la idea es que entre todos nos ayudemos», aseguró. Ese es el eje de todo, el trabajo en conjunto y la colaboración para aportar al cuidado de las personas y del ambiente.
El proyecto se encuentra en una etapa inicial: «Todavía no llegamos al barrio, estamos en la parte de mejorar lo que aprendimos a hacer». Para comenzar con toda esta movida, los chicos recibieron la ayuda de otro grupo de la ciudad que realiza una tarea similar: «Nos comunicamos con estudiantes de la facultad de Ingeniería de la UNR. Ellos nos explicaron cómo hacían los calefones. Gracias a ellos aprendimos a hacerlos».
Uno de los principales beneficios de estos artefactos es que producen en gran medida con materiales reciclados, por lo que son totalmente amigables con el ambiente. A su vez, son una buena vidriera de lo que se puede hacer con aquellos residuos que muchas veces se desechan como si ya no pudieran tener otro uso.
«Hay mucha gente que quiere disminuir los impactos negativos que causa en el ambiente, pero lo que pasa es que muchas veces la gente no sabe qué hacer con eso», señaló Sofía. En ese sentido, añadió: «Nosotros estamos teniendo propuestas de algunas escuelas que quieren ayudarnos con la recolección y ser puntos de entrega».
Para los interesados en colaborar, «lo mejor es que se comuniquen por Instagram o Facebook para ver cómo entregar el material». «Es importante destacar que las cosas tienen que estar limpias y secas, es fundamental la limpieza. También juntamos tetrapack«, apuntó.
Por otro lado, esta joven estudiante de Ingeniería Ambiental manifestó: «El proceso no es largo, lleva más o menos una jornada. Para hacerlo hay que disponer las herramientas para la conexión y después manos que se sumen para cortar las latas y botellas».
Durante este proceso de trabajo que están llevando adelante, Proyecto Hogares quedó seleccionado en la etapa final del concurso «Enrique Shaw«. «Se trata de una ayuda monetaria, y la idea es usar esa plata para comprar todos los materiales que no se pueden reciclar«, aseveró Sofía. Por lo que están a la espera de los resultados y se los puede votar acá.
Este grupo de jóvenes unió en un solo proyecto la solidaridad, el desarrollo social y el cuidado del ambiente. A base de esfuerzo, reciclaje y aprendizaje intentan modificar de manera positiva la vida de varias familias del San Francisquito y de cuidar el planeta.