Meng fue arrestada por las autoridades canadienses en Vancouver el pasado 1 de diciembre a pedido de Estados Unidos, que solicitó su extradición para hacer frente a acusaciones de fraude por violar las sanciones impuestas por Washington a Irán. Las autoridades estadounidenses alegaron que Huawei había utilizado a la empresa SkyCom para violar las sanciones, por lo que solicitó a Canadá el arresto y extradición de la directora financiera, que había llegado a Vancouver procedente de Hong Kong y se disponía a volar a México cuando fue arrestada. El arresto puso en riesgo una frágil tregua comercial alcanzada por Washington y Beijing durante la cumbre del G20 celebrada en Buenos Aires. Mientras el juez William Ehrcke, del Tribunal Supremo de la provincia de Columbia Británica, decide si mantener en prisión a Meng, tal y como quiere la Fiscalía canadiense, o liberarla, su arresto se ha convertido en un dolor de cabeza para Ottawa. Durante el fin de semana, las autoridades chinas convocaron al embajador canadiense en Beijing y demandaron la inmediata liberación de Meng, de 46 años de edad e hija del fundador de Huawei, y amenazaron con represalias por lo que considera una violación de los derechos humanos de su ciudadana. Hoy, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, intentó de nuevo distanciarse de lo que está ocurriendo en Vancouver desde que el 1 de diciembre Meng fuese arrestada a petición de las autoridades estadounidenses que la acusan de fraude para violar las sanciones impuestas por Washington contra Irán. Trudeau afirmó hoy en Ottawa que Canadá es «un país donde impera la ley», informó la agencia de noticias EFE. Para el premier, el sistema judicial canadiense no tuvo más remedio que ordenar el arresto de Meng cuando las autoridades estadounidenses solicitaron su detención para ser extraditada. «Hemos cumplido con nuestra obligaciones internacionales y confiamos que los tribunales harán lo correcto», añadió Trudeau. Lo cierto es que aunque los tribunales canadienses tienen un gran poder para decidir si finalmente Meng es extraditada o no a Estados Unidos, la decisión final está en manos del Gobierno canadiense que tiene el poder de anular cualquier sentencia en temas de extradición. Lo que se dirime en el Tribunal Supremo de Columbia Británica es si Meng espera a que se decida sobre su extradición, lo que pueden suponer años, en prisión o en una de las dos mansiones que posee en Vancouver, en compañía de su esposo y una de sus hijas. Hoy los abogados de Meng intentaron convencer al juez Ehrcke que la directora financiera de Huawei, el mayor fabricante de material de telecomunicaciones del mundo, no tiene intención de huir de Canadá para evitar las acciones de la justicia si es puesta en libertad bajo fianza. David Martin, el principal abogado del equipo de Meng, explicó al juez que su cliente está dispuesta a llevar un brazalete GPS durante las 24 horas del día para controlar de forma permanente su paradero. Además, Meng está dispuesta a pagar los costosos servicios de una empresa de vigilancia y seguridad de altos ejecutivos para que el tribunal tenga más garantías que permanecerá en Canadá hasta que se resuelva el caso de extradición.]]>
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