Por Alicia Aparicio*
Tras muchas horas y días de debate se convirtió en Ley la Modificación del Impuesto a las Ganancias. Sabemos que esta iniciativa que desde el 2013 viene impulsando el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa, le brindará un alivio a la clase media, una bocanada de aire.
Hablamos de 47.000 millones de pesos que se incorporan a los ingresos y que irán directo al consumo, reactivando así el mercado interno.
Es importante destacar que el proyecto es impulsado desde hace ocho años porque en política no todo es lo mismo. Quienes nos delegan la responsabilidad de gobernar lo hacen, muchas veces, en virtud de lo que se promete en campaña.
Y ese compromiso en la palabra debe verse reflejado en las acciones.
La coherencia política debería ser la única forma de llevar a cabo las políticas públicas.
Tan importante es para la clase media contar con estos recursos que hasta el propio ex presidente, Mauricio Macri, lo tomó como promesa de campaña para ganar las elecciones de 2015.
Lamentablemente ese compromiso no se cumplió, sino que, además, durante la gestión de Cambiemos se incrementaron los trabajadores que debieron aportar dicho tributo (de 12,2% en diciembre de 2015 a 23,2% en diciembre de 2019) y, bajo el argumento de la teoría del derrame, se redujeron las alícuotas a las ganancias de las empresas: Tal derrame nunca existió.
Esta Ley viene a traer una bocanada de aire fresco en una economía que golpea el bolsillo de los y las trabajadoras, en una inercia regresiva marcada primero por los años de gestión de Macri y luego por la pandemia, que desplomó todos los indicadores y que en los últimos meses evidencia signos de recuperación.
Hablamos de un universo de 1.267.000 de trabajadores y jubilados que dejarán de pagar el impuesto, permitiendo consolidar un esquema progresivo en el que solo lo pagarían el 10% de los contribuyentes con mayores ingresos.
A ese grupo de beneficiarios se le sumarán los más de 300 mil que no lo harán por la suba automática del mínimo no imponible del año 2021.
La ley eleva el «piso» para que la deducción del Impuesto a las Ganancias sólo lo paguen los trabajadores con salarios superiores a 150 mil pesos mensuales brutos y las jubilaciones mayores a la suma de ocho haberes mínimos, lo que beneficiaría al 63,4% de los contribuyentes.
De esta manera se contribuye no sólo a consolidar un sistema más justo y equitativo, recomponiendo el salario de un importante universo de asalariados, sino también a promover un círculo virtuoso para el crecimiento del país y la creación de nuevos puestos de trabajo, ya que se sabe que mayor poder adquisitivo implica mayor consumo e inversión para un país que necesita seguir recuperándose y continuar mejorando su economía.
Como dice Sergio Massa: «Tenemos que recuperar el poder de compra de la clase media, porque es uno de los motores del mercado interno. Cuanto mejor funcione el mercado interno más rápido se recuperará el PBI». En esa línea trabaja nuestro gobierno.
La decisión de nuestro presidente Alberto Fernández es que este año los ingresos superen a la inflación proyectada.
Solo un gobierno con decidida voluntad política puede plantearse una iniciativa tan postergada, plasmando en hechos concretos lo que fueron promesas incumplidas por otros.
*Diputada Nacional FdT