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Centro clandestino

Procesaron a ocho policías por el asesinato de tres militantes en 1977


El juez federal Daniel Rafecas procesó a ocho policías federales por haber integrado un comando dependiente de la Superintendencia de Seguridad Federal que asesinó a tres militantes durante la última dictadura militar. 

Con el análisis de pericias de Gendarmería, de registros de la Policía Federal y de testimonios de vecinos del edificio de Bacacay 2215, Rafecas consideró que había pruebas suficientes para procesar al comisario retirado Juan Carlos Carrera y al subinspector Esteban Sanguinetti –quien hasta el momento de ser indagado trabajaba en la Policía de la Ciudad de Buenos Aires– como coautores de los asesinatos de Mario Frías Pereira, Patricia Claria Pedernera y Liliana Griffin. 

Ambos agentes permanecen en prisión preventiva desde hace un mes, cuando fueron indagados por el operativo que dependió de la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía, más conocida durante la última dictadura como el centro clandestino de detención Coordinación Federal. 

A Sanguinetti y Carrera se sumaron Norberto Varcasia, Rodolfo Oviedo, Antonio Imbrogiano, Miguel Ángel Boiffier, Guillermo Dolz y Carlos Berón en calidad de partícipes secundarios. 

De acuerdo al procesamiento, la noche del 19 de abril de 1977 los efectivos irrumpieron en el departamento A del sexto piso de Bacacay 2215, donde vivían Frías Pereira, Claria Pedernera con su hija de dos años y Griffin. 

La patota cortó la luz de toda la manzana y obligó al encargado del edificio a tocar el timbre en el departamento de los militantes para que abrieran la puerta. 

Los vecinos recordaron ante el juez que aquella noche hubo corridas, una explosión y varios disparos en el edificio. 

La pericia de Gendarmería pudo comprobar que el arma que en los registros policiales figura como en poder de los militantes en realidad fue «plantada». 

Frías Pereira, Claria Pedernera y Griffin fueron acribillados; la niña, entregada finalmente a sus familiares y los efectivos que participaron de la masacre, felicitados por el jefe de la Federal. 

«Todos ellos recibieron en 1977 una ‘felicitación’ por parte del por entonces jefe de la Policía Federal, la cual fue asentada en sus legajo personales», señaló el juez.