Por Chino Odisio
Omar De Felippe asumió como entrenador leproso y como es lógico de suponer los hinchas renuevan sus expectativas, aunque no hay dudas que en esta primera parte, imaginar un cambio profundo suena a descabellado.
El nuevo DT no puede inventar mucho. Tiene un plantel con escaso recambio, donde los refuerzos no aportan esa cuota de jerarquía que muchos imaginaban, y los «pibes» están sintiendo los nervios lógicos y la inestabilidad de insertarse en primera. Pero sin dudas el primer punto a mejorar en lo inmediato es lo mental, el entrenador deberá trabajar en lo anímico, en la cabeza de un grupo golpeado que en el último tiempo se acostumbró a perder demasiado. Y eso debe cortarse rápido.
Poco importa esquema, nombres o idea de juego en el estreno que tendrá ante los sanjuaninos. La premisa será ganar para evitar agrandar el desanimo. Dejar atrás los «no merecíamos perder», la frase de cabecera del ciclo Llop.
De Felippe ya demostró en su vida que no le asustan los desafíos. Si logra trasmitirle esa idea a los jugadores será más importante que trabajar una pelota parada o definir un esquema. El éxito sólo será posible si el equipo cree en sí mismo, aunque esté tan golpeado que le cueste encontrar esas razones para sentir que es posible.