La cuarentena tiene consecuencias directas en los espacios donde a diario muchas personas de las zonas más carenciadas de la ciudad reciben un plato de comida
La cuarentena obligatoria dictaminada por el gobierno nacional tiene un fuerte impacto en la economía formal, y mucho más en los sectores más postergados, que se encuentran al margen del sistema. Si bien, desde las autoridades nacionales del Ministerio de Desarrollo Social se dictaminó la implementación de un régimen de viandas y el armado de “módulo alimenticios” para que la gente pueda llevarse la comida a sus respectivos hogares, la situación en algunos espacios comunitarios contactados por CLG aún no tiene una implementación efectiva.
Tal es el caso de Juan Pasquini del merendero La Aldea Solidaria que funciona en barrio Industrial: «El problema está en ir a buscar las donaciones. La gente nos escribe para que pasemos a buscar cosas que nos quieren dar, pero nos cuesta llegar», contó Pasquini y agregó: «Seguimos trabajando como podemos, por medio del facebook y de mi teléfono, tratando de ubicar a personas que tengan permiso de circulación para poder trasladar la mercadería».
Recorrer las calles de la ciudad, para muchas personas de los barrios carenciados es parte de la rutina que les permite obtener un sustento. Pasquini compartió que se están dando situaciones donde «la gente en el barrio, no puede salir a cirujear y ayer, por ejemplo, vino un muchacho que me dijo que le quedaban solo dos paquetes de arroz en la casa. Tenía que salir, sí o sí, porque si no se muere de hambre su familia».
«No hay un plan de contención. Es todo muy confuso», reclamó Pasquini y agregó que: «Nosotros no recibimos ayuda política de nadie, pero este es un momento excepcional y realmente estamos haciendo hasta donde podemos». Finalmente, el referente de La Aldea Solidaria advirtió: «La cosa se va a poner peor en los próximos días».
En Nuevo Alberdi, donde funciona el merendero Granito de Arena, se vive una situación similar. Su referente, Milton Ríos, en diálogo con CLG detalló: «Estamos a la espera de donaciones, pero es complicado porque la gente no quiere venir y nosotros no podemos salir tampoco», y agregó: «Todos los días vienen vecinos a pedir para comer. Está todo muy difícil, la gente está muy asustada por la cantidad de información que circula en los medios de comunicación».
«Somos los que le estamos haciendo frente a este virus y a un Estado ausente en los territorios», reclamó Ríos y concluyó: «El Presidente pide que los comedores y los merenderos permanezcan abiertos pero no nos brindan las herramientas para seguir funcionando».
Por su parte, Lucía Ranaldi, del barrio Los Pumitas e integrante de la red nacional La Poderosa resaltó en una publicación en twitter la importancia de que “los comedores y los merenderos sigan funcionando porque muchos no tienen para comer; ayer triplicamos las raciones respecto a la semana pasada porque lo necesitan quienes no pueden salir a laburar”.
Lucía Ranaldi, de Los Pumitas en Rosario, sintetiza: “Es muy importante que los comedores y los merenderos sigan funcionando porque muchos no tienen para comer; ayer triplicamos las raciones respecto a la semana pasada porque lo necesitan quienes no pueden salir a laburar”.
— La Garganta Poderosa (@gargantapodero) March 20, 2020