El científico Diego De Mendoza, doctor en Bioquímica por la Universidad Nacional de Tucumán, recibió hoy de manos del presidente Mauricio Macri el premio al «Investigador de la Nación Argentina 2017», que consta de una medalla de oro y un millón de pesos.
Reconocido internacionalmente por sus contribuciones al estudio de la biosíntesis y función de lípidos en bacterias, el galardonado desarrolló una trascendental labor en la formación de discípulos y centros de investigación, que se reflejó en la creación del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), del que fue su primer director.
Durante la ceremonia de premiación, que se realizó en el Museo de Casa Rosada, Macri destacó la labor del investigador y afirmó: «Queremos que nuestros científicos se queden en el país».
La Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva también entregó otras menciones: los premios «Houssay», «Houssay Trayectoria», «Jorge Sábato» y «Fidel A. Roig»
Las distinciones «Houssay» y «Houssay Trayectoria» están dirigidas a investigadores que hayan desarrollado la mayor parte de su actividad en el país y, a su vez, contribuido «de manera sobresaliente» a producir «nuevos conocimientos, impulsar innovaciones tecnológicas orientadas al sector productivo y a la formación de recursos humanos».
De Mendoza ganó en primer lugar el premio «Houssay Trayectoria», que también recibieron Jorge Chirife, Alicia Fernández Cirelli y Hebe Vessuri.
En tanto, los «Premios Houssay» fueron para Juliana Cassataro, Pablo Ribotta, Lucas Garibaldi y Andrés Bisso.
Jorge Chirife es un referente en Argentina en el área de ingeniería de alimentos, Alicia Fernández se destaca por la creación de un ámbito transdisciplinario de estudios del agua, mientras que los aportes científicos de Hebe Vessuri contribuyeron a la comprensión de las dinámicas sociales y las transformaciones de la ciencia y la tecnología desde la perspectiva de la antropología de la ciencia.
En el caso de los ganadores al premio «Houssay», Juliana Cassataro realizó aportes significativos en su línea de investigación en inmunidad y producción de vacunas en brucelosis, mientras que Pablo Ribotta se especializó en alimentos farináceos (cereales, legumbres y sus derivados) dentro del área de la ingeniería de alimentos.
El trabajo de Lucas Garibaldi se plasmó en revistas de máximo impacto y logró conectar desarrollos teóricos de la ecología con problemas ambientales y productivos urgentes, y las líneas de investigación de Andrés Bisso abordaron la historia argentina del siglo XX, enfatizando el análisis del período de entreguerras.
El premio «Jorge Sábato» fue para Carlos Muravchik, cuyo trabajo científico se focaliza principalmente en el procesamiento de señales aplicada al desarrollo de tecnologías para diversas áreas, como medicina, meteorología y espacial.
Asimismo, el premio Roig fue para el Programa de Documentación, Conservación y Valoración de la Flora Nativa (Prodocova) de la Universidad Nacional del Litoral.
Se trata de un grupo de trabajo conformado por docentes-investigadores de diversas disciplinas, que está dedicado al estudio de la flora nativa y en especial a aquella con interés agronómico.
En la ceremonia estuvo presente Lino Barañao, secretario de Ciencia y Tecnología, quien señaló que «el reconocimiento social es muy importante para los científicos».
«Tenemos que seguir avanzando en una economía basada en el conocimiento», enfatizó.