La empresa Vicentin invitó a escritores residentes santafesinos mayores de 18 años a participar del Concurso de Poesía premio “Vicentín” edición 2019. Luego de vencido el plazo de admisión (27/9), el jurado debió examinar 75 obras poéticas y 112 relatos breves.
La ganadora del primer premio fue María Fernanda Trebol, oriunda de Casilda, Santa Fe.
Junto al grupo independiente “Impronta en el Margen”, fueron numerosas sus intervenciones en creaciones artísticas integrales que combinaban obras literarias con trabajos plásticos. Se desempeñó como periodista en medios locales. Colaboró con la organización de sucesivas ediciones de la Fiesta del Libro. Instalada en Capital Federal, escribió para la revista “Soles – la agenda cultural de Buenos Aires”.
En Rosario, participó de la organización del Concurso de cuentos “Alma en el Aire”, organizado por el Concejo Municipal. Es alumna del Taller de los Viernes en la Calle Inclinada, que dirige el escritor Marcelo Scalona. En 2019, también ganó el primer premio de poesía en el IV Certamen literario de Poesía y Cuento breve homenaje a Hugo Gola 2019.
A continuación el poema ganador:
Tres sillas
«I.- Condicional
Podría suceder que un día
me levante con la sangre en pleamar,
y la espuma tape las piedras
esas
de las que las mujeres sabemos tanto.
Podría, entonces, ocurrir que tropiece
y guarde cada prenda
apilada,
placa tectónica,
sedimentosa,
en su justo espacio.
La silla volvería a ser silla,
vacía de sombra y de poema.
¿Lustraría también su madera?
¿Fregaría el tapizado
con la espuma tramposa?
Podría suceder.
Debo cuidarme;
la pleamar puede ser peligrosa.
II – Verano
La infancia que habité
tenía pisos de granito moteado y paredes de piel clara.
A eso de las tres,
la siesta adulta
era un mechón de luz cargado de silencio,
iridiscencias
y pensamientos de malvón.
El almanaque de diciembre
venía de hojas de parra,
con sillones desplegados
para esperar luciérnagas.
No había sillas de plástico verde
apilables, arrinconadas.
Verdes tortugas que duermen
bajo el polvo,
anhelando el verano.
III- Tu silla
La silla de la punta sigue siendo tu silla.
Detrás, la ventana y la luz
que besaba tu nuca.
El pentagrama del respaldo
tiene una línea rota.
Las demás sillas
le respetan eso.
La gata hunde su hocico
en la tela roja,
justo en aquella mancha seca,
redonda,
de café de domingo.
de desayuno largo,
de punto y aparte».
María Fernanda Trebol