El consumo se expandió 2% y alcanzó el nivel histórico de 15,9 kilogramos por habitante al año, según cálculos del Gobierno
La producción de carne de cerdo y su consumo continuó hasta 2021 con un su crecimiento inalterable que lleva dos décadas en el país, pero en la actualidad atraviesa una coyuntura marcada por el derrumbe de las exportaciones y una suba importante de las importaciones, por lo que fija su atención al mercado interno.
Según datos oficiales, en 2021 la faena se ubicó en 7,47 millones de cabezas, mientras que la producción de carne alcanzó las 694.880 toneladas, lo que significó un aumento del 6,6% y 6% respecto a lo registrado el año anterior respectivamente y consolidó un nuevo récord en ambos aspectos.
Asimismo, el consumo se expandió 2% y alcanzó el nivel histórico de 15,9 kilogramos por habitante al año, según cálculos del Gobierno.
No obstante, 2021 ya mostraba una importante desaceleración en las exportaciones, que a principios de ese año se proyectaban récord y que terminaron con una caída del 27%, mientras que las importaciones escalaron 86%.
Los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura, pertenecientes a abril, marcan que tanto el consumo como la tendencia comercial se consolidaron.
Así, entre enero y abril de 2022 el consumo creció 2,9% respecto al mismo período de 2021 hasta alcanzar los 16,29 kilos por habitante al año, mientras que las importaciones se incrementaron 62,1% y las exportaciones se derrumbaron 81,7%.
En diálogo con Télam, el presidente de la centenaria Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP), Adolfo Franke, sostuvo que si bien la actividad «viene creciendo fuertemente en los últimos años, en este momento está en una coyuntura difícil, motivada por una caída muy brusca de las exportaciones y un salto en las importaciones, lo que genera problemas en la colocación de la producción».
Según relató Franke, en junio de 2021 China, el principal mercado de carne porcina argentina, decidió reducir de manera muy considerable sus importaciones del alimento, lo que generó un «alto impacto mundial».
«En ese momento, el 5% de la producción nacional tenía como destino China y de golpe se cortó. En julio de ese año se bajó a casi cero y así se mantiene, salvo despachos de menudencias o cortes de poco valor», comentó Franke.
Si bien ese 5% fue absorbido por el consumo local, para Brasil, un jugador con mucho peso en el comercio mundial de carne porcino, fue imposible que eso también sucediera en su país.
«Brasil mueve volúmenes muy considerables, por lo que fue imposible que su mercado lo absorbiera. Por eso, sus productores empezaron a operar y a colocar cortes porcinos donde podían, en especial en los países vecinos. Parte de estos excedentes, a precios muy baratos, los colocaron en Argentina», indicó el titular de la entidad.
Para el director de la consultora especializada en el sector porcino JLU, Juan Uccelli, la exportación «de repente dejó de ser negocio», y señaló que «hoy son insignificantes y van a mercados muy humildes, pero con una realidad triste de que en los primeros cinco meses, en solo dos de ellos se exportaron 200 o 250 toneladas y en el resto prácticamente nada».
Uccelli marcó que el actual contexto de negocios «posibilitó a los importadores, con un dólar subsidiado, traer mercadería regalada de Brasil y esto tiene como consecuencia que sature un poco al mercado. Pero lo más importante es que esto en nada ayuda al consumidor, porque los precios están fijados por la carne vacuna, no por la oferta de mercadería. Si por alguna razón se cerrara ese mercado, la carne al público no subiría».
Vale marcar que más allá de que Argentina siempre fue un país importador de carne de cerdo, en 2020 se logró por primera vez en la historia que el volumen exportado sea mayor al importado.
Para Franke y Uccelli, existen ciertos problemas que ofician como limitantes para el crecimiento de la actividad y para recuperar las exportaciones, como lo son el aumento en los costos de producción, problemas con el IVA para recuperar inversiones, atraso en el precio del capón y de competitividad.
No obstante, Franke sostuvo que «se puede seguir creciendo en el consumo», y remarcó que en la AAPP realizan «un plan estratégico donde el objetivo es subir un kilo per cápita por año, pero nos tienen que ayudar».
Además valoró las líneas crediticias existentes «acordes» para el sector.
Por su parte, Uccelli ve «un segundo semestre interesante para el sector. No tenemos techo en este momento ni en los próximos años para la colocación de la carne de cerdo».
Según el especialista, hoy en Argentina se consumen 20 kilos per cápita y se puede llegar a 30 en 10 años.
Es por esto que plantea que la carne porcina «es una opción muy interesante y esto lo tiene que entender el sector vacuno y el Gobierno: por cada kilo que entra en la mesa de los argentinos de carne de cerdo, se libera un kilo de carne vacuna».
«La tonelada de cerdo vale de US$ 2.500 a US$ 2.900 la tonelada y el de vacuno de US$ 6.500 a US$ 15.000 la tonelada. Para las necesidades de nuestro país sería más interesante exportar carne vacuna y ofrecer carne de cerdo en el mercado local sin cambiar la cantidad de proteína cárnica que consume el argentino», subrayó Uccelli.