Opinión

Por un 8M con niñas y adolescentes libres de violencia


Por Mabel Bianco, médica, feminista, master en salud pública (MPH), epidemióloga y especialista en estadística médica y presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM)

En el Día Internacional de la Mujer promovemos la igualdad para la diversidad de mujeres y niñas, igualdad que exige el derecho a vivir una vida libre de violencia. Las niñas y adolescentes sufren distintos tipos de violencia, una de ellas es cuando no pueden decidir libremente e informadas convivir precozmente en uniones o matrimonios.

Estas uniones o matrimonios infantiles o sea de niñas de menos de 19 años es algo cuya existencia no es bien reconocida en nuestro país.

Un estudio que realizamos en la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM) en 2016 según el Censo de población del 2010, evidenció que había un considerable número de estas niñas en uniones.

Recientemente pudimos profundizar ese estudio cuanti-cualitativo, que mostró el 4,7 % de las niñas de menos de 19 años están unidas o casadas. Su distribución no es pareja, predomina en el Noreste y Noroeste del país. En algunos departamentos de Formosa y Misiones duplica ese porcentaje.

Esa situación nos preocupa porque con frecuencia las niñas se unen, no se casan conviven de hecho, pero lo hacen porque no tienen otra perspectiva de vida.

En general, son niñas que dejaron la escuela o la dejan ni bien se unen, que asisten a escuelas donde no se las estimula ni se les brinda educación sexual integral. Tampoco hay servicios de salud que brinden atención integral y menos en salud sexual y reproductiva. Incluso en muchas de esas zonas los hospitales que les corresponden no tienen un enfoque que perciba a las niñas y adolescentes como sujetos de derechos y en muchos casos se les niega la atención incluida la información y la provisión de métodos anticonceptivos o se carece de ellos y de profesionales que los sepan administrar, especialmente en casos de niñas y adolescentes.

El estudio de FEIM analizó información sobre la frecuencia de la violencia de género que experimentan las niñas por parte de sus parejas y, según datos de la Oficina de Violencia Doméstica, las consultas de violencia por parte de sus parejas en niñas son más frecuentes en las convivientes o casadas.

En relación a la maternidad precoz, o sea en las de menos de 15 años, la información del Ministerio de Salud de la Nación sobre nacidos vivos según estado civil de la madre, las unidas o casadas predominan en relación a las que no conviven.

En algunos de estos departamentos predomina la población de pueblos indígenas, en esos casos la tasa de fertilidad de las niñas de menos de 15 años duplica a la de las niñas no indígenas.

Esto nos hace reflexionar acerca de estas uniones o matrimonios y su impacto en la vida de las niñas. No completan la escolaridad, esto les impide una inserción futura en mejores condiciones económicas, perpetuando e incluso agravando la pobreza de sus familias de origen. Además de vivir con mayor riesgo de experimentar violencia por parte de sus compañeros o esposos. Por eso el objetivo debe ser que estas niñas puedan decidir su futuro y que no sean estas uniones el único futuro que perciben y que puedan vivir sin violencia.