Una semana después de los atentados en serie contra iglesias y hoteles que mataron 253 personas, los católicos de Sri Lanka siguieron hoy desde sus casas los servicios religiosos transmitidos por televisión mientras las iglesias permanecían vacías después de que se suspendieran las misas hasta nuevo aviso por temor a nuevos ataques.
El presidente del país, Maithripala Sirisena, y el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, asistieron a una ceremonia privada, retransmitida por radio y televisión a toda la nación, y que estuvo dirigida por el cardenal Malcolm Ranjith, acompañado otros sacerdotes.
Los servicios religiosos católicos fueron suspendidos por la Conferencia Episcopal de Sri Lanka ante los temores de que vuelvan a cometerse nuevos ataques como los perpetrados contra tres iglesias y tres hoteles el pasado domingo, en los que 253 personas murieron y más de 500 fueron heridas.
Sin embargo, una vigilia fue ofrecida a las afueras de la iglesia de San Antonio, uno de los lugares del atentado, a las 8.45 hora local (2.45 GMT), el momento en el que se inició la serie de atentados casi simultáneos del pasado domingo, informó al agencia de noticias EFE.
Malcolm recordó durante el sermón a las víctimas y su sufrimiento a raíz de la «terrible tragedia» de los atentados cometidos por al menos nueve suicidas cargados de explosivos y a los que el cardenal se refirió como «un insulto a la humanidad».
La máxima autoridad católica de Sri Lanka pidió a los feligreses oraciones por la seguridad del país y la coexistencia, una en la que puedan entenderse unos a otros sin diferencias.
De acuerdo a los datos de la Conferencia Episcopal, los católicos representa el 6,1 % de la población de poco más de 22 millones de habitantes.
La serie de ataques ocurridos el domingo casi simultáneamente tuvieron lugar durante las celebraciones cristianas de Pascua.
Desde entonces, y a lo largo de toda la semana, las fuerzas de seguridad han realizado redadas y desactivaron decenas de explosivos en diferentes puntos del país, que se complementó con la detención de decenas de personas presuntamente vinculadas con los ataques.