Por Guillermo Cervini*
La salida paulatina de la pandemia y el movimiento económico en busca de nuevas inversiones presentan un próspero escenario para el 2021.
Tras un año en donde el PBI bajó aproximadamente 12 puntos, la mayoría de las industrias deberán plantear una recuperación que incluya la industria inmobiliaria.
La construcción es un motor que impulsa y tiene un círculo virtuoso que moviliza a diversas actividades y hoy es una oportunidad porque los valores se han reacomodado y los precios ofrecen una baja sustancial convirtiendo a la construcción en un verdadero refugio de valor.
Con respecto a los desarrollos inmobiliarios, se divisa una reactivación de la demanda de la mano de un probable blanqueo de dólares, créditos hipotecarios y una caída de los precios de la construcción medidos en dólares.
De esta manera, se multiplican las alternativas de inversión tanto para quienes consideran al ladrillo como una reserva de valor, como para los que buscan un cambio de estilo de vida.
Hay un rebrote de la actividad constructiva gracias a que un segmento de la población invierte en ladrillos dado que tiene necesidades de vivienda y dólares disponibles.
El sector atrae inversiones de quienes tienen excedente de pesos y dólares ya que el ladrillo no es sólo una opción de resguardo de capital sino de mejor rentabilidad.
Las dificultades para ahorrar en dólares impulsaron un aumento de la demanda de desarrollos en pozo y lotes para edificar, beneficiándose los proyectos residenciales premium y barrios privados.
El aislamiento impuso nuevos hábitos a la hora de pensar qué y dónde comprar o vender, acelerando paralelamente el crecimiento suburbano.
Con una mayor preocupación por la salud y la seguridad, la necesidad de entornos de menor densidad y más espacio solo ha crecido.
La población comenzó a contemplar como prioridad el hábitat natural y la calidad de vida, buscando el diferencial en hogares con mayor amplitud, contacto con el verde y el teletrabajo. Un mercado 100% de consumidor final que dirige su énfasis hacia la sostenibilidad con miras no sólo al verano sino también al resto del año.
Nuestro sector se caracteriza por una gran resiliencia, debiendo brindar permanentemente creatividad, innovación, profesionalización y experiencia.
Ejemplo de ello es la oferta de viviendas «llave en mano a precio cerrado», una propuesta atractiva de inversión rápida que permite convertir pesos en dólares, con facilidades de pago y variadas opciones de financiación.
Es ahora donde la industria de bienes raíces tiene la oportunidad de tomar la iniciativa en el uso de habilidades de planificación y estrategias de inversión para remodelar los entornos de trabajo y estilos de vida.
A ello se suma la incorporación de formatos virtuales que se han convertido en herramientas en la nueva normalidad, utilizando funciones de transmisión en vivo y en redes sociales.
Jornadas de recorridos a puertas abiertas con acceso a la información que permite al cliente migrar cómodamente hacia las transacciones.
Las proyecciones para este año en cuanto a cantidad de operaciones serán positivas. La clave es la confianza y definitivamente diseñar una buena propuesta para el consumidor.
* Arquitecto. Titular de BPK. Director de El Salvaje, Chacras Marítimas.