Las personas con mayores concentraciones de vitamina D en su cerebro presentaron una mejor función cognitiva
Según los resultados del estudio publicado en Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association, las personas con mayores concentraciones de vitamina D en su cerebro presentaron una mejor función cognitiva.
Los autores destacan la relevancia de analizar cómo ciertos alimentos y nutrientes pueden ayudar a proteger el cerebro envejecido de enfermedades como el Alzheimer y otras demencias.
Para ello, examinaron muestras de tejido cerebral de 209 participantes del Proyecto Rush de Memoria y Envejecimiento, un estudio a largo plazo sobre la enfermedad de Alzheimer que comenzó en 1997.
Por qué conviene tomar Vitamina D para mejorar el funcionamiento del cerebro
Los investigadores de la Universidad Rush evaluaron la función cognitiva de los participantes, que eran personas mayores, sin signos visibles de deterioro, a lo largo del tiempo, y analizaron las anomalías en su tejido cerebral tras su fallecimiento.
El equipo se enfocó en la presencia de vitamina D en cuatro áreas específicas del cerebro: dos asociadas con cambios relacionados con el Alzheimer, una vinculada a formas de demencia relacionadas con el flujo sanguíneo, y otra que no mostraba conexión conocida con el deterioro cognitivo.
Los hallazgos confirmaron que la vitamina D estaba presente en el tejido cerebral, y que niveles elevados en estas cuatro regiones estaban correlacionados con un mejor desempeño cognitivo.
Sin embargo, los niveles de vitamina D en el cerebro no mostraron relación con los marcadores fisiológicos típicamente asociados a la enfermedad de Alzheimer, como la acumulación de placa amiloide o la presencia de cuerpos de Lewy, ni con signos de accidentes cerebrovasculares.
¿Cómo asegurar un aporte adecuado de Vitamina D?
Para mantener niveles óptimos de esta vitamina y potenciar la salud cerebral, es importante adoptar hábitos que favorezcan su ingesta y producción:
- Exposición solar: aprovechá la luz del sol durante al menos 15 a 30 minutos al día, preferentemente en horarios donde la radiación UVB es más intensa, como en las horas de la mañana o la tarde. Usá protector solar para cuidar tu piel después de ese tiempo.
- Alimentación balanceada: incorporá alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos (salmón, atún), yema de huevo, champiñones expuestos al sol y lácteos fortificados.
- Suplementos: si tenés dificultades para obtener suficiente vitamina D a través de la dieta o la exposición solar, considerá consultar a un médico para evaluar la posibilidad de incorporar un suplemento.
Implementando estos consejos, podrás contribuir al buen funcionamiento de tu cerebro y protegerte contra el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.
