Info General

Poco ortodoxo: el hijo de un rabino ultraortodoxo se convierte en mujer


Foto: Abby Stein

Abby Stein tuvo que atravesar momentos difíciles, pero pudo descubrir quién era y vivir con libertad

BBC publica una historia tan fascinante como increíble, pero es una historia bien real. La vida de Abby Stein no fue fácil. Nació como un niño en una comunidad jasídica ultraortoxa. Su padre es rabino, y en ese momento, él era su único hijo varón, pero eso no era lo que Abby sentía. Si bien el camino fue largo, hoy vive su vida como una mujer.

Desde pequeña, Abby sintió que era una niña y aunque le tardó tiempo comprender muchas cosas al vivir en una comunidad altamente dividida por género, pudo hacerlo. Según cuenta en un informe de la BBC, «la comunidad jasídica es la sociedad más segregada por género» de la que ella ha tenido conocimiento, y hace un tiempo que investiga la materia.

Con poco conocimiento y muchos tabúes, cuando era pequeña Abby ni siquiera sabía que hombres y mujeres tenían genitales diferentes. Pero así y todo «sentía una ira intensa» por los suyos. E incluso a veces se infringía dolor: «Quería sentir dolor, era casi como un castigo», explicó.

El corte de pelo típico de los varones de la comunidad y la celebración del bar mitzvah, que es cuando un chico pasa a ser un hombre fueron momentos duros que tuvo que atravesar. Abby no tenía idea de que había otras personas que se sentían como ella.

Cuando era pequeña llegó a pensar en que podrían hacerle un trasplante de órganos y convertirla en una niña. Hasta que se dio cuenta de que no tenía mucho sentido. Entonces, en el marco de su fe empezó a pedirle a Dios que la transforme en una nena. «Divino creador, ahora me voy a dormir y me veo como un niño. Te lo ruego, cuando me despierte en la mañana quiero ser una niña. Sé que Tú puedes hacer cualquier cosa y que nada es demasiado difícil para ti…», pedía cada noche.

Foto: Abby Stein

Empezó a comprender lo que le pasaba cuando ya era una adolescente. «Cuando tenía 16 años me involucré en el misticismo judío, la cábala (kabbalah). Esa fue la primera vez en la que me encontré un texto religioso que justificaba mi existencia. En un estudio del siglo XVI de almas humanas llamado ‘La puerta de la reencarnación’ leí: ‘A veces, un hombre se reencarna en el cuerpo de una mujer, y una mujer habitará en un cuerpo masculino’. Me dio la esperanza de que no estaba loca», detalló.

Como está previsto en la comunidad jasídica. A los 18 años Abby se casó. Un matrimonio arreglado con una joven. Poco después, Fraidy quedó embarazada. «El nacimiento de mi hijo fue el golpe definitivo. Quería darle a mi hijo la mejor vida posible, pero ¿cómo podría hacerlo yo, a los 20 años, si ni siquiera sabía lo que era una “buena vida”?», recordó.

Fue entonces cuando decidió recurrir a Internet (cosa que está prohibida en la comunidad). Lo primero que hizo fue buscar si un chico podría convertirse en una chica y leyó por primera vez el término «transgénero». Poco después dejó de observar los preceptos y terminó volviéndose atea.

«Mi esposa fue la primera persona en la comunidad a la que le hablé sobre ello, unos seis meses después de la circuncisión de nuestro hijo. No abandoné mi matrimonio. Durante un año tratamos de salvarlo, pero su familia la obligó a dejarme. Se la llevaron, literalmente. Viví en nuestro apartamento durante las semanas que siguieron, esperando que ella y mi hijo regresaran», relató. Y continuó: «Después, durante un tiempo, volví a la casa de mis padres. Cuando le dije a mi padre que era ateo, él me respondió: ‘No importa lo que suceda, tú siempre serás mi hijo'».

Al tiempo, decidió emigrar. Dejó la comunidad y se conectó con otro mundo. «Durante tres años no le dije a nadie de mi familia nada sobre mi género. El 11 de noviembre de 2015 se lo conté a mi padre, pocos meses después de haber comenzado una terapia hormonal. A mi padre le costó como una hora incluso entender lo que le estaba diciendo, y fue gracias a ciertos textos religiosos que yo le mostré. Uno de ellos era un pasaje sobre almas masculinas y femeninas que había descubierto cuando estudiaba la cábala», recordó.

Su padre le admitió la existencia de personas transgénero. Pero le dijo: «Necesitas a una persona con Espíritu Santo para que te diga si realmente eres transgénero». Ella no lo necesitaba. «Creo que dos terapeutas y un médico son suficientes», respondió. «Él no estuvo de acuerdo, y minutos después me dijo que nunca más volvería a dirigirme la palabra», contó Abby.

«Todavía le escribo a mis padres cada semana (a mi padre, porque mi madre ni siquiera recibe mensajes de texto) y el día en el que estén listos, hablaré con ellos. A mi ex esposa no le permiten hablarme desde que nos divorciamos. Mi hijo es el amor de mi vida», aseguró.

De sus diez hermanas, habla con dos y se centra en eso, en lo positivo. «De todos modos, la mayoría de las personas que conozco fuera de la comunidad jasídica solo tienen dos hermanos, si acaso», comenta.

«La vida es mejor de lo que habría podido imaginar. Antes siempre tenía depresión, pero desde que soy transgénero, no ha habido un día en que me haya despertado sintiendo que no tenía una razón para hacerlo. Ser nosotros mismos, tanto trans como LGBTQ, es algo que hace que la vida merezca celebrarse, no solo vivirse. Es hermoso», analizó.

Abby, ya mujer, incluso participa en un pasaje de la serie Poco Ortodoxa. La serie de Netflix que cuenta la historia de una joven que abandona la comunidad jasídica.

Unorthodox
Foto: Netflix

Para terminar, señaló: «Fui la primera persona en la comunidad jasídica en declararme transgénero, pero desde entonces ha habido varias personas, y obviamente me culpan de ello. Sin duda, creo que merezco algo de crédito por ello. La comunidad jasídica nunca volverá a ser la misma».

La biografía de Abby Stein se llama ‘Becoming Eve:my Journey from Uultra-Orthodox Rabbi to transgender woman’ (Convertirse en Eva: mi camino de rabino ultraortodoxo a mujer transgénero).