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«Pocho» Lepratti, el militante cristiano al que «no lo mataron, lo multiplicaron»


"Dejen de tirar, manga de hijos de puta", gritó al ver pasar un móvil policial, del que se bajaron dos uniformados que dispararon hacia los altos de la escuela

Por Luciano Couso – Télam

Quince minutos después de las 18 de ese caluroso miércoles de 19 diciembre de 2001, un policía apagaba de un disparo en la garganta la voz del militante social de la ciudad de Rosario Claudio «Pocho» Lepratti, quien trepado a los techos de una escuela gritaba «dejen de tirar que hay chicos».

Pero 20 años después del estallido social que produjo la caída de Fernando de La Rúa y de la represión policial que se cobró la vida de Lepratti, conocido en las barridas humildes de la «Chicago argentina» como «El Ángel de la Bicicleta» –tal como lo bautizó León Gieco en una canción de su autoría– su hermana, Celeste, afirma que «no lo mataron, sino que lo multiplicaron».

La tarde del miércoles 19, tras una jornada convulsionada con múltiples movilizaciones populares y algunos saqueos en Rosario, Lepratti se subió a los techos de la escuela del barrio Las Flores donde daba de comer a sus alumnos, al escuchar disparos.

«Dejen de tirar, manga de hijos de puta», gritó al ver pasar un móvil policial, del que se bajaron dos uniformados que dispararon hacia los altos de la escuela.

Las municiones del cartucho de la Itaka del policía Esteban Velázquez, según la investigación judicial posterior, dieron en la garganta de «Pocho», que cayó muerto.

«Sin dudas, para muchas y muchos, lo que representa hoy ‘Pocho’ es una invitación a sumarnos, a involucrarnos», afirmó su hermana.

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Con ocho asesinatos en Rosario y uno en la ciudad capital, la provincia de Santa Fe fue el distrito con más muertos por la represión durante la convulsión de diciembre de 2001.

Además de Lepratti, fueron asesinados Graciela Acosta; Juan Delgado; Yanina García; Walter Campos; Rubén Pereyra; Marcelo Pasini; Ricardo Villalba y Graciela Machado.

Sin embargo, la figura de «Pocho» se recortó entre las demás víctimas por su condición de militante, que movilizó a sus compañeros y compañeras en una incansable lucha por justicia y por mantener levantada su bandera, hasta lograr que trascendiera las fronteras de Santa Fe.

«Para mucha gente el trabajo y la vida de ‘Pocho’ es una invitación: a 20 años, su ejemplo nos deja eso, porque hay un trabajo que se sigue multiplicando, de distintas maneras, y podemos decir que él vive, que no lo mataron sino que lo multiplicaron», remarca su hermana Celeste Lepratti.

Claudio Hugo Lepratti nació el 27 de febrero de 1966 en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, y tras cursar sus estudios primarios y secundarios –estos últimos en una escuela salesiana-, inició en forma libre la carrera de abogacía en la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

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«Después decide dejar para entrar en el seminario de los Salesianos, llega a vivir a Funes (cerca de Rosario), y ahí sigue durante cinco años la cerrera de hermano coadjutor», recordó Celeste, la cuarta de los cinco hermanos Lepratti.

«Desde siempre tenía muchas inquietudes, era una persona muy curiosa, inquieta», señaló, para agregar que «lo convoca la figura de Don Bosco –el sacerdote que fundó la Orden Salesiana– que dedicó su vida a trabajar con jóvenes, sobre todos con los postergados».

En Rosario, Pocho conoció en el asentamiento de barrio Ludueña al cura en la Opción por los Pobres, Edgardo Montaldo.

Para Celeste, «ahí lo convoca otra figura, de carne y hueso, que era el padre Montaldo, un cura que estuvo casi 40 años en la villa, y para él fue como una guía. El trabajo que él quería hacer lo encontró ahí».

Lepratti construyó su casilla en la villa de Ludueña y ahí realzó múltiples actividades con las infancias: creó la Coordinadora Juvenil de la Vicaría Sagrado Corazón, el grupo La Vagancia, Los Gatos, Los Pelos Duros y La Murga de los Trapos, entre otros.

El psicólogo Carlos Núñez, actual presidente de la «Biblioteca Pocho Lepratti», lo conoció en la sede de ATE Rosario a fines de 1999, cuando «coordinaba unos talleres de reflexión sobre desocupación».

Pocho Lepratti - Wikipedia

Lepratti era personal no docente afiliado ATE, gremio en el cual desplegó su militancia sindical.

«No podías obviar conocerlo, porque de alguna forma su personalidad era muy distinta a lo que uno entiende por un liderazgo, era de un perfil muy tranquilo, bajo, alguien que siempre, siempre, se corría del lugar de protagonismo para que lo ocupara otro», lo recuerda Núñez.

En esa descripción coincide Celeste Lepratti, para quien su hermano mayor tenía «una característica hermosa, que era la de no volverse necesario».

«Él empujaba hasta que algo se organizaba, y después se corría de ese lugar, y eso seguía andando, mientras otros eran protagonistas de ese proceso de transformación», contó.

Y señaló que «hasta el día de hoy, hablando con uno y otro, no terminamos de tomar dimensión como familia de todo lo que hacía Pocho. Lo conocimos después (de su asesinato), lamentablemente», añadió la mujer, que desde hace años reside en Rosario, donde inició su militancia tras el crimen de su hermano y fue concejala de la ciudad.

Núñez recuerda que Lepratti «era muy claramente alguien que dice lo que hace, lo que piensa y lo que siente. Había una coherencia muy fuerte en su práctica: era un estilo de vida, era como vivía».

El psicólogo agregó que «sus momentos centrales de práctica y militancia lo construía en el estar con los otros y las otras, con los pibes».

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Además, aseguró que «para él lo político y su compromiso cristiano eran una sola cosa», por lo que su tarea social de base en Ludueña sumó su militancia gremial en ATE y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), de la que fue congresal.

En 2001 «Pocho» asistió en Brasil a un seminario en el que se encontró con experiencias de organización y lucha popular de América Latina, como las comunidades eclesiales de base de ese país, el Movimiento de los Sin Tierra, el zapatismo del Estado de Chiapas en el sur de México, el Centro Memorial Martín L. King de Cuba.

Juan Carlos Rodríguez era uno de los líderes de la naciente Federación de Tierra y Vivienda (FTV) en el año 2000 en Rosario y también conoció a «Pocho» en la delegación rosarina de ATE.

Lo recuerda como «un militante sencillo, que era militante sindical y tenía trabajo social con los pibes el barrio, relacionado con su paso por el seminario».

«Siempre amplio, decía que había que resolver los problemas del hambre, pero también cómo se seguía después», contó Rodríguez a Télam.

Para el actual dirigente del Movimiento Federal Belgrano, a 20 años del asesinato de Lepratti «es bueno levantar la mística de recordar a ‘Pocho’, un tipo que se movía en bicicleta, caminaba, hablaba con los pibes del barrio».

«Hay que levantar la figura del ‘Pocho’, porque es levantar la bandera de los movimientos sociales», completó.