Así lo determinó un informe de la Facultad de Psicología de la UBA. La mayoría de las personas encuestadas, salió a hacer compras
El 85,5% de los adultos mayores salió al menos una vez durante la cuarentena por el coronavirus, y el 70% de ellos lo hizo para hacer compras, según un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la UBA, que concluyó, además, que «pese a ser la población con mayor riesgo tienen mejores condiciones emocionales» que los más jóvenes.
De la muestra, que incluyó a 812 personas mayores de 60 años residentes en la ciudad de Buenos Aires, el 70% expresó haber salido a comprar, el 48.2% para ir al banco, el 26.2% para atenderse por salud (incluye vacunación), en tanto que si contemplan todos los casos, el 85,5% salió al menos una vez.
«Si bien la mayoría expresó una frecuencia muy baja (una vez por semana o cada quince días) esto nos muestra que no es tan fácil no salir de la casa, porque aunque se generen redes de apoyo no es tan sencillo delegar o bien porque hay cuestiones de salud que son intransferibles», explicó a Télam Ricardo Iacub, profesor de la la Cátedra de Psicología de la 3ra Edad y Vejez de la Facultad de Psicología de la UBA y quien dirigió el estudio.
Iacub advirtió que «otro punto a tener en cuenta es que ante la pregunta de qué harían si tuvieran síntomas de Covid-19 un 67% dijo que llamaría a los números oficiales como el 107, que es lo que corresponde, pero un 36,7% consultaría a su médico de cabecera, con el riesgo que puede conllevar que se dirija al consultorio».
«También hubo un 7,9% que dijo que iría a una guardia y un 3,5% que tomaría analgésicos, esto sobre todo salió en los adultos varones entre 60 y 74 que todavía trabajan», detalló.
Pero más allá de estos datos, el relevamiento ‘Aspectos Psicosociales de las Personas Mayores en cuarentena’ arrojó que ante el escenario que presenta actualmente Argentina donde todavía no hay un pico de la pandemia, «las personas mayores han presentado mayores recursos emocionales que los jóvenes para afrontar el aislamiento».
«Esto puede deberse a múltiples causas pero principalmente a que tuvieron que hacer menores ‘ajustes’, es decir, muchos de ellos ya estaban gran parte del tiempo en sus casas y no tienen demandas externas como otros», describió el psicogerontólogo.
Esta facilidad en la adaptación se puede observar en las variables vinculadas a los hábitos, como la alimentación, las horas de sueño o permanecer en la cama, sobre las cuales más de la mitad de los encuestados respondió no haber tenido ningún cambio.
Sí se presentaron modificaciones en los hábitos higiénicos, donde el 58,9% refirió cambios altos y el 37,4% moderados; y en la reorganización de las tareas diarias donde más del 90 por ciento respondió que se transformaron entre un poco y mucho.
«A nivel sexual casi un 20% menciona que sí hubo cambios, sobre todo los más jóvenes (de 60 a 74) y los varones», describió.
El especialista indicó que, al contrario de lo que suponían, «a nivel emocional lo que vimos es que no nos encontramos con personas desesperadas de angustia, aunque sí aparece tristeza (casi un 60% dijo sentirse un poco triste) y ansiedad definida como nervios, preocupación y temor (también un 60% dijo sentirse con cambios moderados en este aspecto)».
«La preocupación siempre se mencionó más asociada a sus hijos y nietos porque tienen que salir, moverse, ir a trabajar, que sobre ellos mismo; lo mismo sucede con la preocupación económica a excepción de quienes trabajan que son los más jóvenes y por lo general varones», graficó Iacub.
En relación al miedo frente a la pandemia, la mitad manifestó sentir un poco pero un 38,5% dijo no sentir nada: «Las mujeres, los grupos de niveles educativos más bajos y los más jóvenes son los que más lo manifiestan, pero es muy bajo», sostuvo.
Seis de cada diez encuestados dijo no tener nada de miedo a morirse: «Puede ser una especie de negación, pero si fuera así también se trata de un recurso. Por otro lado, ese miedo disminuye en los mayores de 75 años que tienen ya más conciencia de la finitud».
«En referencia a los temas que los preocupan, las mujeres lo manifiestan más por los contagios y los varones por el aislamiento y por no llevar plata a la casa. Esto no se trata de algo genético sino que es cultural y a mayor nivel educativo esas diferencias se van desdibujando», detalló.
Otro dato que el especialista destacó es que «en relación al aburrimiento, expresaron que se aburren poco y nada y hay muchas personas mayores que manifestaron haber aprendido algo durante la pandemia, sobre todo en relación a la tecnología usada con fines de contacto con otros».
«En conclusión lo que encontramos es que se trata de un grupo etario que tiene un mayor ‘control psicológico’ frente a la pandemia; es decir que el adulto mayor produce y se apoya en recursos internos y esta es una temática que muchos investigadores venían desarrollando pero que ahora lo podemos ver in situ».
Estos resultados corresponden al procesamiento de datos de la Ciudad, y se está realizando en forma simultánea en la ciudad de Talca (Chile), Lima (Perú) y Ciudad de México (México) buscando comparar metrópolis de Latinoamérica con diverso tamaño y en escenarios sociales relativos al Covid-19 diferentes.