CLG dialogó con María Laura Miranda, coordinadora de la institución de Villa Gobernador Gálvez: "Pasamos de 200 a 700 raciones por la pandemia"
Piecitos Descalzos es un comedor de Villa Gobernador Gálvez que lleva una década entera trabajando para poner un plato de comida caliente en la mesa de las familias más necesitadas del barrio Ghiglione. Durante 2019 la crisis económica los puso al borde del cierre, pero lograron salir adelante. La llegada de la pandemia les dio un golpe aún más duro: la demanda se disparó y las donaciones cayeron. Sin embargo, a fuerza de resiliencia y sudor, aún continúan cocinando tres veces por semana.
CLG pudo dialogar con María Laura Miranda, coordinadora del comedor, quien relató el golpe que significó la llegada de la pandemia y los malabares que deben realizar para poder garantizar que cada persona que vaya a pedir ayuda pueda irse con un plato de comida en sus manos.
En primer lugar, María Laura se refirió al aumento en la demanda que significó la llegada del covid y la consiguiente cuarentena: «La demanda aumentó el triple con respecto a lo que era antes de la pandemia. Muchísima gente se ha quedado sin trabajo y no tuvieron otra alternativa que recurrir a los comedores, no sólo al nuestro. En todo este tiempo se notó que hubo mucha gente necesitada».
«Antes de la pandemia hemos llegado a atender a alrededor de 50 familias, lo que equivale a entre 170 y 200 personas. Cuando arrancó la pandemia fue un caos, esto nos superó. En los primeros tiempos llegamos a cocinar tres ollas grandes, que equivalen a unas 700 raciones», detalló.
La compleja situación económica empeoró aún más y las donaciones particulares empezaron a mermar: «Somos una asociación civil, pero nunca recibimos subsidios de Nación, Provincia ni Municipio. Tuvimos que llamar a los medios para que nos empiecen a ayudar. Desde ahí la provincia empezó a mandarnos alimentos para 20 días. Estuvimos un poco contenidos, pero nada alcanzaba».
«La gente que nos donaba la carne tuvo que dejar de hacerlo porque ellos también andaban mal, fue una situación horrible. Hemos cocinado sin carne un tiempo, pero lo importante es que se siguió cocinando», agregó.
La exposición en la televisión y en los medios gráficos ayudó a Piecitos Descalzos a palear la situación pero sólo por un tiempo: «Luego de salir en los medios la gente nos ayudó muchísimo, pero fue algo temporal, hace un mes nos quedamos solos nuevamente, venimos en la lucha de ver qué día cocinamos y qué día no».
«Ya no hay donaciones, la gente tiene miedo de salir de sus casas y las familias que antes donaban ahora ya no les alcanza para hacerlo, estamos todos en la misma. Hace un mes que estamos mal, no hay carne ni verdura, la pandemia a Piecitos Descalzos lo arruinó», relató, duramente.
Sin embargo, como pueden, aún siguen preparando las comidas: «Hoy estamos cocinando tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes. El lunes pudimos hacer milanesas marineras para las 300 personas que van a comer gracias a Rodolfo, un farmacéutico de Villa Gobernador Gálvez, que nos dona $6.000 por semana para carne, pero eso alcanza sólo para un día».
En ese sentido, desde Piecitos Descalzos hacen un llamado a la solidaridad para todo aquel que tenga la posibilidad de ayudar: «Hoy lo primero que necesitamos es la carne. También nos faltan verduras, frutas, leche en polvo y azúcar», explicó María Laura.
Para colaborar con este comedor de Villa Gobernador Gálvez pueden acercarse al lugar (La Plata 3215) los lunes, miércoles y viernes entre las 14 y las 19. Además, pueden comunicarse al 153230217 o al Facebook de María Laura Miranda.