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San Juan

Piden justicia por el supuesto asesinato de un preso en Chimbas


Los padres de un hombre de 33 años que fue hallado sin vida dentro de su celda de un penal de San Juan, piden que se haga justicia ya que hicieron pasar la muerte como un suicidio pero lo asesinaron a sangre fría entre más de dos personas. 

Si bien en un principio se creyó que se trataba de una persona que había decidido quitarse la vida e incluso un primer informe forense lo ratificó, su familia desconfió en todo momento de lo sucedido y fue la corazonada de una madre la que destapó la polémica. 

Es que José Luis Alé Maldonado, que cumplía una condena de 13 años de prisión en el Penal de Chimbas por matar a cuchilladas a su cuñado Julio Iturrieta, en un incidente ocurrido el 24 de diciembre de 2011, estaba a punto de gozar las salidas transitorias y por ello sus allegados no comprendían por qué había tomado la decisión. 

Según relatan, apenas se enteraron del fallecimiento acudieron a la morgue a donde había sido trasladado su cuerpo, sin embargo la madre no tuvo el permiso de reconocerlo. 

«Recién en la sala velatoria lo vi, adentro del cajón. La última vez que lo había visto fue en una visita en la que hablamos de lo que íbamos a hacer cuando estuviera afuera. El shock fue tremendo», cuenta la madre desconsolada al mismo tiempo que agrega: «Nos lo entregaron en una bolsa, como un pedazo de nada, no nos dejaron ni vestirlo». 

A pesar del momento y los nervios que dice haber tenido, la mujer que se desempeña como docente tuvo una intuición y comenzó a revisar el cuerpo de su hijo. Notó que tenía marcas, además de la que se observaba en su cuello. 

«Tenía golpes en todo el cuerpo, una marca a la altura de las costillas y me desesperé», dijo. 

A partir de ello, publica el diario Tiempo de San Juan, comenzó una nueva historia. Suspendieron el sepelio y acudieron al reconocido forense tucumano Camilo López Vinet, quien constató que Alé Maldonado fue víctima de homicidio, cuyo mecanismo de acción se basó en la asfixia mecánica generada por su estado de indefensión con pérdida de conocimiento; antes le propinaron dos golpes contundentes en su cabeza. 

«Si no hubiéramos traído un forense de parte, la muerte de mi hijo habría sido catalogada como un suicidio, cuántos pibes terminarán así y sus pobres familias no lo saben ni lo sabrán», expresó dolido su padre José Luis. 

Según detallan sus padres y su pareja, la mamá de sus dos hijos de 3 y 8 años, Alé Maldonado, un joven de gran porte y deportista fue un blanco sencillo entre los reos. 

«No era un típico preso, tenía a una familia que lo contenía, que le llevaba comida, no le faltaba nada. Si no sos tumbero, narco o chorro no te aceptan y te lo hacen saber. A él lo envidiaban por ser lo que era», declaró su mujer Analía Iturrieta. 

En 2012, Alé recibió un puntazo que le perforó un pulmón y al año siguiente sufrió un ataque de otros presos que querían sus pertenencias. «Nunca pensó en hacer amistad con esa gente y por eso la pasó mal», dijo. 

«Queremos que los culpables paguen por lo que hicieron, porque nos dejaron sin hijo, sin un padre, sin un hermano, sin un amigo. 

Le arrebataron la vida de una forma cruel y traicionera», dijeron.  

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Denuncia e investigación 

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Los padres de la víctima de homicidio y su mujer realizaron la denuncia correspondiente y el juez correccional Matías Parrón entendió que debía apartarse del caso ante la sospecha de un posible asesinato. 

Fue así que se declaró incompetente y pasó toda la causa del Quinto Juzgado Correccional al Tercer Juzgado de Instrucción, a cargo del juez Guillermo Adárvez. 

A partir de ahora será este magistrado el que investigue qué pasó en el pabellón 5 y quienes atacaron al reo, tal como dice el forense. 

«Somos querellantes en la causa que se inicia. Esperamos por el momento un análisis de sangre que determine si le dieron algún medicamento para dormir porque los últimos días estuvo muy cansado, casi con el cuerpo adormecido. También esperamos el resultado de unos hisopados que se hicieron, todo eso nos va a dar idea de cómo estuvo físicamente hasta el final», explicó su mujer. 

El abogado que representa a la familia, Nicolás Fiorentino, será quien seguirá la causa de cerca y que determine por qué lo mataron, quién lo hizo y de qué manera lograron reducir a un joven de 120 kilos, 1,87 metros de altura y deportista.