El pastor de la iglesia Tabernáculo de Restauración, Batlle y Ordóñez al 1800, comenzó a ser juzgado por seis hechos cometidos entre 2015 y 2020
El pastor Héctor Calixto Cabrera (60 años) enfrenta un juicio desde este jueves en Rosario por cuatro casos de violaciones y dos de acoso, todos ocurridos entre 2015 y 2020. Los ataques se llevaron a cabo, en algunos casos, dentro de la iglesia Tabernáculo de Restauración ubicada en Batlle y Ordóñez al 1800. La fiscal Luciana Vallarella, de la unidad de Delitos contra la integridad sexual, adelantó que pedirá una pena de 37 años de prisión para el acusado.
El tribunal encargado del debate oral y público está compuesto por los jueces Gonzalo López Quintana, Carlos Leiva y Lorena Aronne. Se prevé que las audiencias se extiendan aproximadamente durante dos semanas.
El pastor Cabrera está acusado por el Ministerio Público de la Acusación de haber cometido abusos sexuales contra nueve mujeres, algunas de ellas menores. Algunos de estos abusos ocurrieron en el templo, otros en una fábrica de botellas de plástico ubicada en 27 de Febrero y Entre Ríos, y otros en un descampado detrás del cementerio de Villa Gobernador Gálvez.
Cuando el pastor fue imputado, el MPA detalló que todos los hechos ocurrieron en un contexto de «vulnerabilidad grave y en abuso de situación de jerarquía por parte del imputado». Las víctimas asistían regularmente a la iglesia donde Cabrera ejercía como pastor, y algunos familiares de ellas trabajaban en la fábrica de botellas de plástico que pertenecía al imputado, quien aprovechaba estas situaciones de vulnerabilidad para cometer los abusos.
Según la investigación de la fiscal, los hechos de acoso sexual consistieron en amedrentar y hostigar a las víctimas utilizando su situación de superioridad jerárquica mediante mensajes de texto en WhatsApp y Facebook, manipulándolas con historias y referencias bíblicas.
«Todos fueron bajo el mismo patrón, las contactaba por Whatsapp o Facebook, les ofrecía dinero para tener relaciones, las amenazaba. Hay secuestro de vainas en su domicilio, siempre portaba armas. Fue policía retirado, tiene una vieja condena por apremios ilegales. Esta situación generaba temor en las víctimas, que por eso costaba que hicieran la denuncia», explicó Vallarella en conferencia de prensa.
Según apuntó la fiscal, antes de ser contactadas, algunas de las víctimas habían estado durante un tiempo en un alojamiento que dependía de la iglesia donde Cabrera ejercía como pastor.