La propia víctima fue la primera testigo en declarar en el juicio oral y público y fue allí que acortó 23 años de un infierno en poco más de dos horas
Tercer día en el Centro de Justicia Penal de Rosario para un juicio oral y público contra un hombre por abuso sexual con acceso carnal, privación ilegítima de la libertad y reducción a la servidumbre de su pareja. La fiscalía pide 18 años de prisión para el victimario que durante dos décadas mantuvo encerrada a la mujer de 43 años en una casa de barrio Jorge Cura. La víctima, en los primeros minutos del juicio, intentó dar su relato en dos horas y contar los extremos sufrimientos físicos y psicológicos que padecía a partir de la coacción a la que fue sometida, en sus palabras reveló que durante años amenazó con matarla, también con dañar a su hijo y a toda su familia cada vez que buscaba la libertad.
María Eugenia fue víctima de un hombre que desde 1996 la mantuvo encerrada en su casa de Santiago al 3500, no fue hasta mayo 2019 que consiguió liberarse para pedir ayuda a un familiar.
El acusado fue identificado como Óscar Alberto R. y se presentó con su defensora pública María Eugenia Carbone ante el tribunal integrado por Nicolás Vico Gimena, Nicolás Foppiani y Rafael Coria.
Más tarde se dio apertura al alegato de la fiscal de la unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual, Luciana Vallarella, la cual solicitó una pena 18 años de prisión efectiva para el acusado por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, abuso sexual con acceso carnal y reducción a la servidumbre, una figura que se fue consolidando a partir de la evidencia de un caso de extremo sometimiento y opresión en contexto de violencia de género.
La propia María Eugenia fue la primera testigo en declarar y fue allí que acortó 23 años de un infierno en poco más de dos horas.
Comenzó relatando que a fines de 1995 comenzó el noviazgo con R. hasta que la llevó engañada a su casa en mayo de 2019, previamente hubo denuncias cruzadas entre la familia de la víctima y el victimario. “Me sentía que era un pedazo de carne, estaba mugrienta, la peor basura. Accedía a las relaciones sexuales para que no me pegara más. Me acostumbré a todo lo que quería él para sobrevivir estos 23 años. Nunca supe que es lo que le tenía que hacer para salir de esto. Me quise autoconvencer de que era la vida que me tocó para que mi familia estuviera bien», narró ante un Tribunal atento.
La familia, durante 23 años, trató de rescatar a María Eugenia con notas por debajo de la puerta, pero el acusado siempre intercedía antes y nunca llegaban a la víctima. Hasta pensaron que formaba parte de una secta cuando la vieron con la cabeza rapada.
La defensa, por su parte, cuestionó el encuadre legal de los hechos y solicitó la absolución del acusado.
“Espero que le den los 18 años de cárcel que me prometieron, pero no me alcanza ni siquiera con que le den los 23 en que estuve secuestrada. Nadie me devolverá esos años en los que no pude criar a mi hijo. Tengo la vida arruinada”, contó María Eugenia en declaraciones a LT8.
La mujer continuó su relato radial exponiendo el día a día que vivía: «Cuando empezó todo este calvario en 1996, yo tenía 19 años. No sabía en quien confiar ni pedir ayuda. Podría definir el día a día con este hombre con una frase terrible: el hombre era un animal de costumbre. Cuando obtuve mi libertad, me di cuenta que yo era como un perrito amaestrado durante 23 años. Fue horrible lo que me tocó vivir. Estuve encadenada. Estuve casi un año viviendo con el pijama. Estuve mucho tiempo sin salir afuera”.
Si sos víctima de violencia de género o conocés a alguien que lo sea podés contactarte todos los días del año, las 24 horas, con el Teléfono Verde (0800 444 0420). Si no podés llamar, podés escribir a un canal alternativo de Whatsapp llamado Contacto Violeta (341 5 781509). Ante casos de riesgo de vida, se puede llamar directamente al 911 para pedir la intervención de las fuerzas de seguridad.